Jornadas preparatorias para la creación de la
Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo
I Seminario de Análisis crítico de la realidad argentina (1984-1999)
Desgravación de la clase del sábado 21 de Agosto de 1999:
"Historia de las utopías" por Osvaldo Bayer
GREGORIO (Coordinador)
Algunas aclaraciones de orden operativo. Hoy recae sobre mi la coordinación de este tercer encuentro del seminario de análisis crítico de la realidad argentina porque Vicente Zito Lema, quien es coordinador general, se encuentra de viaje. Esta es una aclaración de orden bien explícito, operativo. Respecto de la dinámica quiero insistir, antes de comenzar con la clase de Osvaldo Bayer, en la necesidad de ir generando un campo de pensamiento grupal crítico. Uno de los objetivos de este seminario es justamente ese. Esto es, cómo podemos ir generando en el debate de las clases que vamos a ir escuchando un pensamiento realmente de corte grupal. Como podemos ir pasando del "a mí me parece" que venimos escuchándolo bastante en la lectura de las crónicas a "el grupo piensa", "el grupo ha producido esto". Esto como pequeños señalamientos y evolución a los compañeros de los que venimos leyendo las crónicas. Acá los compañeros proponen algo correlativo a lo que estoy proponiendo, esto es cómo realmente generar esta tercer instancia -que es uno de los desafíos de este seminario y que lo diferencia de otros seminarios de orden academicista, de producción de pensamiento grupal acrítico e individual, cómo generar un campo de producción colectiva de conocimiento. Entonces, si partimos de esa base el "a mí me parece", la teoría personal de un compañero que relata su experiencia, rompe con el encuadre. Esto lo estamos discutiendo, lo estamos analizando y quería trasmitírselo y ya hay dos compañeros de ustedes que también felizmente recogen esta propuesta.
Bueno, hoy está con nosotros Osvaldo Bayer. Como decía el primer día Inés Vázquez, nos honra a todos, nos dignifica con su presencia. Va a empezar a hablarnos hoy sobre Historia de las utopías, en un lugar como éste en donde intentamos que las utopías y el campo histórico efectivamente se ejerzan. Y creo que nos va a introducir dentro de esta temática alguien que es todo un modelo al respecto del ejercicio y la reflexión crítica del campo histórico y de belleza de las utopías. Me parecería redundante presentar a Osvaldo con algo más que estas palabras de agradecimiento profundo a que esté hoy acá con nosotros. Lo dejo con ustedes, en una hora pasamos al funcionamiento grupal y en la otra hora rediscutimos la producción del grupo, no de los sujetos.
Osvaldo Bayer
"Historia de las utopías"
Bueno, realmente qué imaginación tiene la realidad. Estar hablando de utopías en la Casa de las Madres cuando uno recuerda todo aquello que pasó. Cuando veo esto tengo que sonreír con mucho gozo pensando en el brigadier Santuchone, que me despidió en Ezeiza diciéndome que yo nunca más iba a pisar el suelo de la patria. Entonces ver esto, en pleno centro, en la Casa de las Madres hablando sobre las utopías. Yo creo que no puede haber una imaginación más potente, las cosas que hace la historia. Por eso nada es imposible, ni es imposible llevar a cabo las utopías.
Yo entendí mal cuando Vicente Zito Lema y Hebe de Bonafini me dijeron que iban a hacer este seminario, yo creí que era una serie de seminarios y había programado "Historia de las utopías" en siete clases. Porque el tema da para mucho más y quería hacer un prólogo, un prólogo de nuestra realidad. Después, resulta que veo que me han puesto un solo día para toda esa gran historia de las utopías. Desde ese Platón hasta todos los demás, hasta Morris diríamos. Entonces, voy a hacer una especie de pequeña venganza: hoy voy a hablar del prólogo y ya he pedido que por lo menos me den dos clases más, aunque sea en diciembre cuando se termine el seminario para, entonces, meternos con todas las utopías.
Entonces, el prólogo son experiencias no propias sino experiencias en el campo argentino de los obreros, pero también otros aspectos que nos van a hacer posible centrarnos sobre uno de los hechos fundamentales. Yo quisiera que acá, en este lugar, comenzáramos a debatir y posiblemente lo hagamos el año que viene, el tema de la guerrilla, del por qué, los pro y los contras. Toda esa temática que tanto discutimos en las décadas del 60 y del 70. ¿Estuvieron equivocados o no estuvieron equivocados? Entonces, voy a terminar con la experiencia de una guerrillera alemana que creo que es muy interesante y que tiene tanto que ver con nuestra experiencia. Es decir, una guerrillera que estuvo siete años y medio en celdas de aislamiento, que no hace mucho que salió y que realmente relata toda su experiencia: por qué tomó ese camino en Alemania, en un país del Primer Mundo. Mucho más insólito que lo que hicieron nuestros jóvenes en un país del Tercer Mundo, donde había otras condiciones. Entonces, a partir de eso para dejar la duda y para ver hasta dónde puede alcanzar la utopía en los cerebros, de cómo en diversos aspectos de nuestra historia hubo esa cosa a veces increíble de la valentía y del coraje civil hacia la utopía.
Podríamos primero hablar sobre la utopía obrera. Justamente, últimamente estoy haciendo recordar la huelga de Ingeniero White de 1907. 1907, una huelga absolutamente increíble que hacen los estibadores de Ingeniero White. Ingeniero White al lado de Bahía Blanca. Bahía Blanca un emporio de exportadores de trigo británico y de la marina de guerra. Con un puerto llamado Ingeniero White, que era administrador del ferrocarril sur y amigo del general Roca. Entonces, el general Roca --¿por qué no?-- le puso el nombre de Ingeniero White por ser su amigo. Más o menos como eso que yo repito tanto que cuando uno quiere tanto al Sur y a la Patagonia y ve ese hermosísimo Lago Gutierrez, que se llamaba en mapuche "El hijo de Dios", pero el Perito Moreno le puso el nombre de Gutierrez que era un burócrata del Ministerio del Interior que le pasaba los sueldos. Entonces, por qué no quedar bien con el amigo y ponerle Gutierrez y nosotros, siempre tan ordenados y obedientes, lo seguimos llamando Lago Gutierrez. Antes de cumplir los ochenta años quisiera ver cambiado ese nombre. Es una utopía. El otro día se enojó conmigo mucho Felix Luna porque propuse cambiar el nombre de Castex en La Pampa por el Bairoletto. Es un poco atrevido, pero Castex jamás conoció la población de Castex. Un estanciero, administrador de estancias en Buenos Aires. Y él se enojó mucho porque dice que así se cambia la historia. Y le digo que lo que hay que cambiar es, realmente, la forma de interpretar la historia.
Entonces, empecemos a colocarnos en la temática de la utopía, pensando en esto de la huelga de Ingeniero White en el año 1907. Los obreros querían que las bolsas no pesaran más de ochenta kilos, ¡ochenta kilos!, pesaban más de ochenta kilos. Y las ocho horas de trabajo. Porque además de que las bolsas que ellos debían llevar a los barcos británicos pesaban tanto, además tenían que trabajar once horas. Miremos un poco lo que significa eso. La brutalidad, la explotación, se rompían las espaldas. A los siete u ocho años ya no podían trabajar más. Y, por supuesto, no había ninguna seguridad social. Y en ese lugar, con la prefectura general marítima, con la marina de guerra, con el señor Coleman, un inglés muy ávido de negocios, hacen una huelga. Se levantan todos los obreros pidiendo eso. Yo creo que es una cosa que habría que dedicar todo un seminario a esa huelga para explicarla. No estaban dadas las condiciones de ninguna manera para hacer una huelga, no era el lugar. ¿Por qué lo hicieron? Porque realmente tenían fe, porque tenían fe hasta en sus cánticos, porque salieron a la calle cantando esos himnos hermosos que tenían y que no cantan más. Pero no solamente esto, cuando se hace la huelga y son reprimidos por la prefectura a tiro limpio (como se hacía en aquella época y se sigue haciendo todavía, ahora un poco más disimulado por las balas de goma y esas cosas), el subprefecto comadante Enrique Astorga -yo creo que hay que nombrarlos siempree a los represores-- un tipo de una brutalidad increíble. Los reprime a balazo limpio y mueren los obreros Pascual y José Falccioni, también hay que nombrarlos. Eran casi todos obreros venidos de la baja Italia, de Sicilia y de Calabria, donde había habido y hubo una gran tendencia anarquista en el movimiento obrero. Quiero ser breve, se hace el paro. Cuando se sabe que hay el paro, viajan dos grandes oradores anarquistas: Pietro Gori -el famoso italiano, en aquel tiempo uno de los más famosos oradores de las asambleas obreras, era un intelectual-- y Rodolfo González Pacheco, otra figura totalmente olvidada. Un hombre que nos dejó muchas obras de teatro que habría que recordarlo también. Y tal vez alguna vez poner aquí un retrato de él.
Marchan inmediatamente allá para hablar de los ideales, etcétera. Si uno lee los discursos realmente hablaban solamente de la solidaridad, de lo que es la solidaridad, hablaban de conceptos intangibles casi. Y, por supuesto, aquello tan sagrado de las ocho horas de trabajo. Por las cuales habían muerto, habían sido ahorcados, los mártires de Chicago.
Pero lo más hermoso de este episodio es la solidaridad de los obreros de todo el país. Se hace una huelga general por los huelguistas de Ingeniero White. Para la Capital y para Rosario. El paro es general. Imaginémosnos una cosa de esas, que acá hubiera habido un paro total en la Capital Federal por la gente de Cutral- Có. ¿Ustedes se pueden imaginar algo así? Y sin embargo se hizo en ese tiempo, en 1907. Con esa carestía, con el miedo también de la pérdida del trabajo. Y con medios de comunicación mucho más precarios que los actuales. A eso iba. Estudiar qué sentido profundo de la solidaridad, del concepto de clase, del concepto de revolución, del concepto de la ayuda mutua, que es lograr parar un país por los estibadores y otros trabajadores de Ingeniero White que inmediatamente se adhirieron a la huelga. Los detalles son realmente muy simbólicos porque cuando marchan los obreros a enterrar a sus dos muertos con la orquesta adelante, se tocaba mucha música antes, especialmente los italianos, la orquesta de obreros iba adelante tocando los himnos obreros con los cajones y ataúdes de los compañeros muertos y es atacado por las fuerzas de la represión. La crónica de La Nación, a veces muy florida, dice que en la calle quedaron los instrumentos musicales de la orquesta y los ataúdes perforados a balazos. Finalmente se pierde la huelga pero el concepto se va imponiendo y se han rebajado kilajes en las bolsas y poco a poco, dos décadas después se llegará a las ocho horas de trabajo. Y el diario La Nación señala con orgullo que el comandante Astorga, el represor, tuvo que irse de la ciudad porque le dijeron que se fuera porque los obreros eran muy subversivos y terroristas. Se tuvo que ir pero, después, cuando se terminó la huelga volvió y fue agasajado por todas las autoridades. Ese es un primer hecho como ejemplo de todo lo que se hizo, de todo lo que se fue haciendo en la historia de este país. Tan difícil pero tan lleno de luz en muchas cosas, principalmente en esto que tenemos que estudiar muy, muy a fondo, explicarnos, hablar del por qué, el análisis del sistema económico de aquel tiempo, de cómo este pequeño gran ejemplo de Ingeniero White.
Hay una revista que se llama "El ojo avizor", que hizo una encuesta entre los periodistas argentinos de cuál ha sido la noticia que más conmocionó al siglo para cada uno. El primero para la mayoría de los periodistas argentinos fue el 17 de Octubre de 1945. Y como fui el único que votó por para mí el hecho más importante me hicieron hacer una columna, que creo que va a dar para mucho debate, uno no puede alejarse un poco de la provocación intelectual. Es increíble, yo no podía creer que la mayoría de los periodistas argentinos votó el 17 de Octubre del 45 como el hecho más importante. Para mí el hecho más importante del siglo fue la fundación de la FOA en el año 1901. Federación Obrera Argentina, que después será la FORA: Federación Obrera Regional Argentina. ¿Por qué? Porque por primera vez se unen las dos grandes tendencias del movimiento obrero, se ponen de acuerdo anarquistas, socialistas y gremialistas libres. Hay un clima realmente de mucha solidaridad y se logra a pesar de todas las cosas contrarias, de la amenaza de represión, se logra esa unidad y todo un programa. Todo un programa que después, a pesar de las divisiones del movimiento obrero, se iba a ir logrando en las luchas obreras. Entonces, ese es un principio de la lucha de la comunidad argentina, de la comunidad del trabajo argentino, por lograr una sociedad mejor. Por lograr la utopía, el sueño del socialismo, del solidarismo. Es también otra cosa muy importante que nosotros recordemos eso tan olvidado. ¿Quién sabe acá que en el año 1901 se fundó la FOA? Y para mí el segundo hecho más importante de este siglo es la formación de las Madres de Plaza de Mayo. Sin ninguna duda, lo que significó esa solidaridad, ese coraje civil de salir a reclamar por sus hijos ante la misma Plaza de Mayo, frente a esa dictadura tan feroz. Además, un movimiento conocido en todo el mundo, mucho más que acá. Ustedes conocen bien la historia de las Madres pero creo que es algo que va a ir creciendo con el tiempo. Los alemanes antinazis tienen, por ejemplo, la reacción de los militares monárquicos o conservadores contra Hitler (el 20 de julio del 44) como el gran hecho. Cuando fueron militares que habían combatido por Hitler hasta el 44, cuando vieron perdida la guerra se levantaron. ¡Qué poco tienen ellos! Hay otros movimientos también pero muy locales. Ellos están orgullosos, las nuevas generaciones, de haber tenido por lo menos eso. Ustedes van a ver dentro de veinte o treinta años lo que va a significar para la historia argentina el movimiento de las Madres de Plaza de Mayo. Por eso para mí, después de aquel intento de la FOA de buscar a través del sindicalismo llegar a una utopía solidaria, ver realizada la utopía a través del movimiento de estas Madres, que muy pocas estaban politizadas, que eran mujeres de barrio, que eran mujeres nada más que dueñas de casa, o que realizaban sólo tareas domésticas, y fueron capaces de hacer esta cosa tan épica y siguen trabajando por esto. Nos reunimos por ellas, es decir, a través de la idea de ellas.
Y para que sirva también para cimentar el curso que vamos a hacer después sobre Historia de las Utopías, hermosísimo capítulo, tal vez el más hermoso del género humano quiero leerles esta columna que yo escribí para El Ojo Avizor para, de alguna manera, tratar de explicar por qué yo no voté lo que votó el 90 por ciento de los periodistas argentinos. Y digo así:
"Comencemos el debate.
Me entusiasma esto de que cada uno elija lo que crea que son los veinte hechos más importantes de la historia argentina de este siglo. Ayuda al debate, al conocimiento de nosotros mismos y, de alguna manera, deja en descubierto la filosofía que mueve a cada uno. En cierto modo, nos desnudamos ante la historia y ante la sociedad.
La encuesta ha dado que la mayoría de los periodistas valoró al 17 de octubre de 1945 como el hecho más importante de estos últimos cien años. Yo en cambio -y debo haber sido el único (después me confirmaron que sí) elegí un hecho hoy desconocido por casi la totalidad de la población argentina: la creación de la FOA, la Federación Obrera Argentina, a principios de siglo.
Claro, los criterios son distintos. Habría que debatir "qué es lo más importante" en la noticia: la repercusión emocional en el público; la cantidad de titulares y centímetros que ocupó en los diarios de la época o los minutos en la radio y -si existía ya-- en la televisión, etcétera; o acaso lo más importante es lo que a la larga tendría más influencia en la sociedad para llevarla por un camino hacia la democracia, la libertad y la justicia. ¿Qué es más importante: la consagración de Napoleón como emperador o la Revolución Francesa?
Para mí, la unidad de los sindicatos para seguir una línea de conquistas sociales fue algo fundamental para nuestra sociedad. Ese era el modelo para avanzar: luchar para el progreso; más dignidad significa más democracia. Es decir, que en 1901 nos ponemos en el camino que siguieron otras sociedades que llegaron a democratizarse con el esfuerzo y sacrificio precisamente de los sometidos y explotados. Se abría toda una perspectiva de una sociedad nueva. El 17 de octubre de 1945, en cambio, se proclama a un coronel que había llegado al poder mediante un golpe militar de derecha. La marcha de miles de argentinos de ese día obligará a elecciones donde sí será elegido el coronel. Y aquí viene la discusión: se puede decir que el peronismo acaba casi de inmediato con el movimiento obrero ideológico que había logrado con el propio esfuerzo leyes fundamentales, y crea un nuevo movimiento integrado por una nueva clase: los obreros llegados ya no de allende los mares sino del interior del país con el color del hombre autóctono en la tez. Los obreros ya no cantarán "Arriba los pobres del mundo" ni tampoco "Hijo del pueblo te oprimen cadenas" sino "Perón, Perón qué grande sos, mi general cuánto valés". Y se acostumbrará a que las leyes obreras vengan tácitamente del balcón.
Claro está que el peronismo cambia a la República. Pero no es una revolución sino una revulsión. Y como todo populismo terminará aproximándose a los poderes económicos a los cuales molestó pero no modificó. Menem hace la síntesis: llama como ministro de Economía al gerente general de Bunge y Born, empresa maldecida por Perón en 1945. Y hoy las leyes obreras casi ni cuentan en el desarrollo de la economía social argentina.
Para mí mucho más importante que el 17 de octubre del 45, por ejemplo, es la ley Sáenz Peña, de 1912, que a pesar de todas las veces que fue manchada y pisoteada, siempre sirve como documento básico para reiniciar intentos de democracia. Y todas aquellas fechas que muestran que los sometidos no aceptaron dictaduras ni injusticias. Para mí es más importante Cutral- Co que la invasión argentina de Malvinas ordenada por un general corrupto que no representaba a nadie y usó al país para intentar salvarse él.
Tenga cada uno la fecha de su simpatía. Lo fundamental -como decimos-- es el debate, pero el debate que traiga luz".
Los periodistas votaron a las Malvinas como la segunda noticia más importante del siglo.
Y, entonces, como tercer tópico sobre estos casos de utopía o de camino hacia la utopía o del camino hacia el paraíso, voy a tratar el caso de Margrite Schiller. Margrite Schiller, guerrillera alemana, de la RAF (ROTE ARMEE FRAKTION), de la fracción llamada el Ejército Rojo en Alemania siendo que actuaron en las décadas del 60 y del 70. Sufrió ella prisión pese a que no se le comprobó ningún asalto ni ninguna muerte. Ella, hija de un militar alemán, que combatió en la guerra, principalmente en el frente ruso, y que después integró el nuevo ejército alemán, de la Guerra Fría, en el año 52. Y la madre, diputada conservadora del partido demócrata cristiano. Realmente, un caso tal vez para quienes han organizado este seminario, algo que tiene que ver mucho ahí la ciencia psicológica. La fuerza de la reacción de esta chica como decíamos de un hogar bien. Ella ha escrito un libro y me pidió que yo le hiciera el prólogo. Que yo explico acá por qué no comprendo porque ella elige justamente a un hombre del Tercer Mundo para hacer esto. O, tal vez, ella sabe muy bien. No ha renunciado después del sufrimiento de siete años y medio de la celda de aislamiento total, que es lo peor, tal vez es la peor de las torturas, de no escuchar voces, ha escrito un libro que lo vamos a presentar acá cuando hagamos la edición española. Por supuesto, explica todo lo que significa no escuchar voces y las locuras de cuando por ahí la sacaban unos minutos y escuchar un grito, por ejemplo. ¡Qué bendición era escuchar un grito humano o una exclamación en la lejanía! Fíjense las cualidades del ser humano: qué sentido en el fondo de comunidad, de querer compartir, de querer escuchar qué es lo que pasa afuera. Y qué maldad, qué terrible perversión es aquel país que había firmado en el año 48 la Declaración de Derechos Humanos y, para colmo, un gobierno socialdemocráta liberal.
Creo que aquí está todo el debate, de la violencia de abajo, esto serviría para comenzar el debate de por qué la guerrilla en la Argentina. Un tema que muy pocos se atreven a debatirlo. Acá tendríamos que tratar de hacer mesas redondas con los Montoneros, con el ERP, con sobrevivientes, debatiendo toda esta parte histórica. Y tenemos que hacerlo también. Se han escrito libros realmente significativos que ayudan al debate y a hacer luz sobre todo este tema.
El libro de Margrite Schiller me devolvió a las décadas del 60 y del 70 y a las preguntas que quedaron sin respuesta. Pero justamente no de Alemania sino de mi país, la Argentina. Un mismo problema en dos escenarios totalmente distintos. Las circunstancias fueron diferentes pero las preguntas fueron las mismas y seguirán siendo las mismas. A pesar de aquello del Primer y del Tercer mundo. Aquí ya el lector, sin leer aún el libro de Margrite Schiller comenzará ya a polemizar consigo mismo.
Pero lo extraño del caso -o no-- es que Margrite Schiller me vino a pedir un prólogo a mí, justamente a mí, no precisamente un defensor de la guerrilla sino apenas un desconsolado profeta de lo que iba a ocurrir y ocurrió.
En esas décadas ella era muy joven y yo un hombre en la mitad de los cuarenta, partícipe ya en ese tiempo de agitadas discusiones con los jóvenes latinoamericanos que veían como único camino la guerrilla para terminar con una sociedad injusta y corrupta. Si Margrite Schiller hubiera estado en Buenos Aires en esos finales de los sesenta es muy posible que habría discutido conmigo y, al escuchar mis argumentos, habría dado un portazo y murmurando o gritando: "¡burguesito!", como me llegaron a llamar jóvenes montoneros de esos años.
Y no porque yo estuviera con el régimen militar de turno o los políticos corruptos elegidos por el pueblo en aquellos tiempos, sino porque esa juventud ansiosa de cambios me sabían de izquierda y revolucionario pero no podían aceptar que a la vez yo los tratara de convencer que el camino a la guerrilla iba a terminar en el fracaso más absoluto, en la pérdida de los mejores y le iba a dar a la reacción la oportunidad de fortalecer su sociedad explotadora y corrupta sobre pilares más fuertes aún. Como, desgraciadamente, ocurrió.
Todo se había iniciado en La Habana, en 1960, apenas a un año de la Revolución Cubana, cuando un pequeño grupo de argentinos tuvimos un encuentro con el Che Guevara. En esa reunión él trató de convencernos que la forma de cambiar el régimen argentino era la guerrilla de los jóvenes, que debían iniciarla en las sierras de Córdoba, en el centro de la Argentina. Recuerdo que contra esa tesis le recordé al Che que en la Argentina los cuerpos de represión eran mucho más preparados que los de la Cuba de Batista, y le mencioné todos los cuerpos (uno a uno) y organizaciones estatales que estaban para combatir cualquier rebeldía de izquierda. El Che me miró con profunda tristeza y contestó -refiriéndose a los cuerpos de represores-- sólo con tres palabras a mis extensos argumentos: "son todos mercenarios", me dijo. Recuerdo que al silencio inicial, siguió un aplauso encendido para el Che, del resto de los argentinos.
Ahí comprendí todo y esa contestación me sirvió de base para interpretar lo que iba a suceder después. Me dije: evidentemente para ser revolucionario no hay que empezar por analizar los impedimentos, sino que hay que creer en las propias convicciones y lanzarse a combatir la injusticia haciendo uso de la rebeldía, ese don de los dioses para quienes creen en el altruismo y la solidaridad. Pero no pude con mi genio y cuando las teorías del Che fueron convirtiéndose en realidad en las calles de la Argentina seguí alertando que se camino iba a terminar en al muerte, y en el retroceso. Aunque al mismo tiempo que alertaba iba creciendo mi comprensión y mi solidaridad para con los perseguidos.
Margrite Schiller es una de esas protagonistas. En otras latitudes. En el primer mundo. Más difícil de comprender su acción que si hubiera participado de esa línea en el tercer mundo. Pero no soy de esos que me conformaría con llamar al grupo que perteneció, la fracción del Ejército Rojo o la BAADER- MEINHOFF, como una organización terrorista, porque había que agregar por qué fue terrorista, por qué devino terrorista. Y para eso hay que meterse en la historia y en su circunstancia. No se puede hablar de la RAF sin explicar antes todo el escenario. Yo estudié en la Universidad de Hamburgo desde 1952 a 1956, y me afilié en esos años al SDS, Sozialistische Studenten Bund, (es decir, Liga de Estudiantes Socialistas) que ya se le iba por izquierda a la Socialdemocracia. Recuerdo hasta cuando vino Willy Brandt desde Berlín para darnos una clase de política. Bien, ¿cómo eran esos jóvenes apenas una década después del nazismo y de la guerra más destructiva de todos los tiempos? Era una juventud que quería hacer cosas. Si bien en las escuelas y en los colegios secundarios se estudiaba la historia sólo hasta 1913, el ambiente juvenil de Alemania empezaban a preguntarse por su pasado. Recuerdo que los jóvenes de la SDS no se conformaba en aquel tiempo con la "culpa colectiva del pueblo alemán".
No le rehuían a la responsabilidad pero no aceptaban aquello de que "todos fuimos culpables, pidamos perdón a los judíos y combatamos a los comunistas". Era la Guerra Fría. Esa SDS y sus jóvenes querían saber qué papel habían jugado los poderes en 1933: el capital industrial alemán, las iglesias, los partidos políticos de derecha, desde el católico Zentrumspartei hasta los liberales. Se preguntaba por qué se juzgaba así a los verdugos de los campos de concentración pero a los ex nazis de escritorio se les permitía sin problemas una nueva carrera política, como el primer ministro Kiesinger, el presidente Lübke, el primer presidente de Baden-Würtenvberg, Han Filbinger con su pasado feroz de juez militar nazi, el después presidente Carstens, que había sido secretario de Goebels. Se hablaba de libertad, de democracia y de occidente pero mientras tanto, países europeos seguían teniendo colonias o interveniendo en la represión de los pueblos como los franceses en Vietnam y Argelia. Me acuerdo la larga discusión de esos años, discusión que recién comenzaba y que iba a hacer explosión a fines de los sesenta y en los setenta, con drásticas tomas de posición. Me acuerdo bien de las búsquedas de opciones para salir del injusto sistema y soñar con un socialismo libre de stalinismos. En esos años estaba en boga, en la SDS, estudiar y aconsejar como modelo a seguir el sistema de Tito en Yugoslavia, que se había separado del bloque del "socialismo real" y que intentaba nuevas formas cooperativas de producción. Eran búsquedas.
Había una especie de doble juego en la vida pública de la Alemania occidental: se enseñaba al individuo a ser protagonista, a no seguir el ejemplo de las pasadas generaciones que se dejaron llevar por un demagogo, todos tenían que aprender a defenderse contra toda intromisión indebida del Estado en sus vidas. No volver a ser engañados. Por eso, se les decía, ejercer el protagonismo (esto fue importante después, como consecuencia, porque una parte de la juventud alemana se lo tomó en serio). Pero al mismo tiempo se les enseñaba a creer en Estados Unidos, el aliado en la lucha contra el mal, que venía desde el Este. Es decir, ser protagonista sí, pero dentro del sistema.
La generación de Margrite Schiller fue, apenas llegada a la juventud, llevada a los empujones por una cadena de hechos que no les permitía detenerse: la rebelión estudiantil del 68 con aquello de "la fantasía al poder", hermoso slogan. El asesinato del estudiante Benno Ohnesorg en las calles de Berlín. Sartre en las primeras filas de las manifestaciones de los estudiantes alemanes declarando que los comunistas no podían hacer la revolución porque "los comunistas tienen miedo a la revolución". El atentando a Rudi Dutscheke, tal vez el más notable de los dirigentes estudiantiles de todo el movimiento de los estudiantes del 68. Un atentando cobarde que después lo llevaría la muerte.
Y, entonces, recuerdo una poesía de Biermann, un gran poeta alemán. Hago una traducción muy ligera en español. Dice: "tres balazos cayeron sobre Rudi Dutscheke, un atentando sangriento. Lo pudimos ver personalmente, y vimos a quien había hecho los disparos. ¡Ay, Alemania, tus asesinos!"
La lucha de los vietnamitas contra el poder del imperio era otra de la cosas a las cuales se veían confrontados los estudiantes y los hombres libres de todo el mundo. La lucha de los vietnamitas contra el poder del imperio. Y aquella otra poesía del poeta alemán Erich Fried que decía: "Vietnam es Alemania, su destino es nuestro destino. Las bombas por su libertad son las bombas por nuestra libertad", se refería a las bombas de los atentados no a la de los aviones norteamericanos. Y Erich Fried fue uno de los poetas alemanes más leídos en la época del 68.
Además, se enfrentaba la batalla abierta contra los medios de comunicación del capitalismo, entre ellos la cadena Springer, pero también la primavera de Praga, hecho que certificaba la efervescencia de todo el mundo contra el autoritarismo y la injusticia, mientras que Mao era cada vez más el símbolo a seguir por el tercer mundo; y allá Latinoamérica, con su héroe épico, el Che -recién muerto-y todo ese continente movido por la protesta y la pólvora, y las mujeres que pasaban cada vez más a la vanguardia enarbolando el femenismo. Todo esa fue la época y los temas de toda esa juventud alemana que después tomaría esa drástica posición.
Y en medio del entusiasmo, llegó el momento de definirse: o desmontar para esperar a que aclarase, o seguir adelante enfrentando a la violencia de arriba con toda la indignada violencia del sometido. El Che Guevara hubiera seguido ese segundo camino. Y aquí llegamos a donde también nosotros, frente a este libro de Margrite Schiller, de una protagonista, debemos definirnos. O callarnos la boca avergonzados.
Ahora, sí, para ello, debemos analizar la personalidad individual de cada uno. ¿Por qué unos se definieron por la lucha abierta y los otros prefirieron buscar refugio hasta ver hasta dónde llegaba el peligro de la tormenta? A los decididos se los analizará después -como explicación de su violencia-de acuerdo a Freud, Lacan u otros principios de psicoanálisis. Y así se tratará de explicar todo. Los otros, los que desensillaron y siguen esperando aún, se fueron adocenando poco a poco: algunos hasta terminaron con altos cargos en los partidos tradicionales, otros se dedicaron sólo a la ecología; los más, a continuar una vida en el común.
Yo hoy publico un artículo en Página 12 donde hablo del camino de los socialdemócratas que han llegado a un gran título que es "el nuevo centro", ya no pertenecen más a la izquierda sino que son el nuevo centro. Y Schroeder, el primer ministro fue uno de los grandes agitadores estudiantes del año 68.
Quienes midan todas esas vidas de acuerdo al cumplimiento fiel de los principios éticos guardarán simpatía -aún en el fondo del corazón-- por quienes se jugaron todo por cumplir el sueño de la revolución. ¿Por qué? Porque... vayamos a las experiencias. Por ejemplo yo, un hombre del tercer mundo que vivió ocho años de exilio en Alemania tuvo que soportar todos los días cosas como estas: que el gobierno democrático de la República Federal de Alemania vendiera armas sofisticadas a la feroz dictadura de Videla, la dictadura de la desaparición de personas.
Les voy a leer algunas cosas textuales. Resoluciones de gobiernos del primer mundo con respecto a las dictaduras.
El diario Franckfurter Rundschau, en primera página, el 1º de diciembre de 1977 informaba: "Fabricantes alemanes pueden exportar armas ventajosamente. Ofrecen ametralladoras de fuego rápido y cohetes. No se da abasto con la producción. Para poder cumplir con los deseos de expertos militares extranjeros la oficina de construcción de la Asociación Federal de Implementos Aeronáuticos e Industria de Cohetes e. V. (BLR) de Hamburgo, ha desarrollado una serie de nuevas armas y equipos de defensa especialmente para la exportación"... Más adelante señala que: "la Asociación Federal ha preguntado a las empresas asociadas -y que emplean a 17.000 técnicos- si tienen interés en tomar a su cargo esta ventajosa exportación de armas. Un representante de BLR declaró que las nuevas armas desarrolladas corresponden, entre otras, a una ametralladora que dispara diez veces más rápido que los modelos empleados hasta ahora (fíjense la perversión, por supuesto armas para las dictaduras del Tercer Mundo) y que al mismo tiempo es más sólida y económica. También la munición para esta ametralladora rápida es más barata. Además se ha construido un cohete que es apropiado especialmente para la lucha contra la guerrilla en el Tercer Mundo. (¡Con qué satisfacción lo dicen los diarios!). También se ofrecen a los gobiernos extranjeros instalaciones fronterizas de seguridad que funcionan totalmente en forma automática y que son casi siempre insuperables para el enemigo, por ejemplo, por los guerrilleros". Como digo, durante el gobierno socialdemócrata del señor Schmidt. Luego se añade: "Todas estas armas y equipos y los futuros: tienen en común su fácil manejo y pueden ser utilizados también por personal no especializado. De ahí que sean apropiados en especial para países del Tercer Mundo". (Somos todos brutos nosotros). La información agrega que "La Asociación señala que está permitida oficialmente como 'lobby' de armas en Bonn y que 'goza de consideración' de una serie de diputados federales".
Otra. Realmente son documentos para la historia y todos estos documentos los leía esta juventud que está consustanciada con las guerras del Tercer Mundo. "El gobierno federal alemán ha aprobado una garantía estatal para la construcción de un submarino para la Argentina, en su reunión de gabinete de miércoles. (Año 1977, plena dictadura de Videla). Lo hizo por razones políticas de empleo. (¿Y la moral?). El secretario de prensa Grünewald declaró a los periodistas que esa garantía estatal para un crédito de exportación se aprobó a pesar de todo, porque el gabinete quiso asegurar la ocupación obrera en el distrito de Emden que tiene una cuota promedio de desocupados por encima de lo normal".
Comparemos esto. Es decir, se venden armas a las dictaduras para conseguir empleo para los obreros. Y los sindicatos lo aceptaron, se callaron la boca. Volvamos a 1907, a esta solidaridad de todos los obreros de Buenos Aires, de Rosario por los estibadores de Ingeniero White. Hay otras cosas... Además, todos son diarios liberales.
Esto es de 1979. "El servicio informativo de la Iglesia Evangélica alemana acaba de revelar que la República Federal de Alemania ha vendido durante 1978, en el mundo, armas por la suma de 2.150 millones de marcos. ¡2.150 millones! Y luego Adveniat, Misereor y otras instituciones de beneficiencia de las dos iglesias alemanas creen que con 40 millones de marcos pueden ayudar a los pueblos latinoamericanos. Para esos pueblos sería mucho más útil si las iglesias tanto la evangélica como la católica en vez de enviar dinero gastaran ese dinero en una campaña contra el negocio armamentista e hicieran un llamado a los obreros a resistir y a no mancharse las manos con el triste y asesino negocio de la fabricación de armas".
Perdonen que me engolosine pero no tiene pérdida esto. Hasta que vienen tres diputados, porque había que cumplir con las Organizaciones de Derechos Humanos y vienen a ver qué pasa con los derechos humanos en la Argentina de la dictadura. Y estamos en el año 1978. Vienen, son dos diputados socialdemócratas y uno conservador, de los ultra cristianos. Explican después en su informe ante el congreso alemán: "la situación política en la Argentina y en el Uruguay sólo puede explicarse por el trasfondo de una apremiante circunstancia interna antes de la toma del poder por los militares. En especial el terrorismo ha estremecido fuertemente a estos países. En la necesaria contra la violencia criminal terrorista se obtuvieron éxitos (menos mal), pero se pagó cara la recuperación de la seguridad interna". (Es decir, a los muchachos se les fue la mano).
Y después esto que ya es para el folclore absoluto y total. Para decirles qué solos se pueden haber sentido toda esa juventud alemana que admiraba a las luchas del Tercer Mundo ante la realidad de sus políticos. Dicen los tres diputados en su informe: "En lo económico a la Argentina le va bien, a pesar de la inflación. El problema se debe más a la mentalidad de sus habitantes que hace recordar a la de los anarquistas vascos y a los mafiosos sicilianos". (Fíjense qué junta tenemos nosotros, somos una mezcla de anarquistas vascos y mafiosos sicilianos). Dicen: "Allá no se nota un mayor descontento (en la Argentina que ellos visitaron, la de Videla) se trata más bien de un régimen autoritario pero no totalitario. Existen torturas sí, y procedimientos jurídicos muy lentos, así como extralimitaciones del Estado en la esfera privada de los argentinos pero esto no afecta en general al hombre de la calle". Uno de ellos llegó a un cargo de subsecretario del Interior en Alemania así que no son cualquiera. Fíjense el pensamiento que tienen del Tercer Mundo.
Ahora viene una anécdota para conocernos mejor. Explican que la fuerza área los invitó a comer un asado y describen toda la clase de carnes, los vinos, etcétera.
Todo esto creo yo sirve para explicar el por qué de la RAF, o no, no sé. Por ejemplo, otras de las cosas fundamentales es que el banco de los sindicatos alemanes, de la Deutsche Gewerkschaft, de la gran central socialdemócrata de los obreros alemanes. Aquellos obreros con la tradición revolucionaria del 18 que voltearon al kaiser y que hicieron aquel hermoso gobierno de tan pocos días de la Comuna de Baviera. Ellos mismos ahora tienen un banco que dio un préstamo al dictador Videla. Y ante la presión de los argentinos exiliados en Alemania de que cómo el banco de los obreros alemanes podía prestar dinero a los militares que habían asesinado a centenares de trabajadores argentinos, contestó con absoluta frialdad o cinismo, de que el banco si bien es de los obreros alemanes participa de la situación financiera mundial, del juego financiero mundial y tiene que cumplir con sus obligaciones. Esa fue la respuesta absolutamente fría de por qué le dieron el préstamo a la dictadura de Videla.
Entonces, digo, aquí para los alemanes demócratas había tres caminos para elegir. Esperar a las próximas elecciones para optar entre dos partidos que demostraron apenas tener una diferencia de detalles pero no de fondo. Lo demuestran las políticas que tanto la Democracia Cristiana como la Social democracia, realizaron con respecto a la Latinoamérica de los dictadores cuando fueron gobierno. Ellos podía elegir. O esos estudiantes podían seguir haciendo protestas y huelgas de hambre al infinito, como lo hicieron. O la tercera posición era desentenderse como el 95 por ciento de la población. O, y ahí ponemos el dedo en la llaga, y ahí comienza nuestra discusión, el otro camino era recurrir a la violencia rebelde bajo el motto: si los gobiernos llamados democráticos del primer mundo apoyan a los dictadores asesinos del tercer mundo merecen probar entonces -como éstos- la reacción violenta de la rebeldía. Y hacerles ver en carne propia la violencia diaria que sufren los que sí quieren vivir una vida con dignidad, en esos países.
Entonces, de estas cuatro posiciones, ¿dónde está verdaderamente la ética? Cada uno tendrá su respuesta y sino recorramos la historia de la ética y la historia del mundo. Y dos nombres apenas: Espartaco y el obispo Thomas Müntzer. Espartaco, el esclavo liberado que sabe que va a morir y se levanta igual. Y el obispo Thomas Müntzer, el de aquel hermosísimo eslogan "por un comunismo cristiano", año 1516, escribió esas palabras y lo descuartizaron vivo los dueños de la tierra. Pero quedó esa línea.
Margrite Schiller tenía siempre un revólver en la cartera. Pero no disparó nunca. Me dijo de que era muy débil para disparar, no podía apretar el gatillo pero acompañaba a quienes apretaban el gatillo. Es decir, Margrite Schiller cuando adopta la guerrilla en Alemania cumple con los símbolos pero su interior se niega a ser consecuente con el "ojo por ojo, diente por diente"; lo que me haces tú a mí, te lo hago yo a ti. No lo hace Margrit Schiller y pierde. Pero soporta las consecuencias y su interior sigue fiel a los que se equivocaron, sí, pero que no quisieron integrar las filas de los que se quedaron en la mitad ni de los que optaron por la indiferencia. Perdieron los que prepararon y arrojaron las bombas de protesta. Y el 98 por ciento de la población alemana dijo no, ese método no. ¿Cuál entonces?
Yo, en la Argentina, fui, soy y seré un enemigo de la violencia. Pero qué les podía prometer a los jóvenes montoneros y del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) y de otras organizaciones hartos de ver cómo los militares se repartían el poder con los políticos corruptos y asesinaban a los que no podían soportar la ignominia. La famosa frase del general Saint Jean es el lema: "Primero terminaremos con los activistas, luego seguiremos con los que los ayudan y por último terminaremos con los indecisos".
Cómo debía reaccionar la juventud alemana a los cuales se les había enseñado a ser protagonistas en la lucha por los derechos de todos, cuando se enteraron que de territorio alemán partían los bombardeos norteamericanos que hicieron cualquier ignominia contra el pueblo vietnamita, hasta le arrasaron sus bosques con perversos venenos. Eso era lo que más los impulsó a la RAF, poner bombas contra las instalaciones norteamericanas. Porque allí, en el aeropuerto militar de Francfort, paraban todos los aviones que venían de Estados Unidos cargados de bombas. Allí volvían los oficiales y soldados norteamericanos a pasar semanas de jolgorio y después iban a tirar bombas incendiarias y a matar al pueblo vietnamita. Por qué el demócrata alemán y de todo el mundo no podía preguntar en voz alta: ¿y qué tiene que hacer Estados Unidos en Vietnam? ¿Qué tenían que hacer los jóvenes alemanes consecuentes con aquello de mostrar coraje civil contra la injusticia como le habían enseñado como consecuencia de Auschwitz? Tenía estos caminos: o protestar en Bonn deteniéndose en la Bahnmeile (límite reservado, ahí se pueden hacer manifestaciones hasta trescientos metros antes del Congreso, adentro no se puede entrar), ya sabiendo que el Bundestag ya se había callado la boca totalmente en este problema; o hacer rezar misas o repartir volantes; o votar cada dos años a otro político que se iba a callar la boca. Decirse, como principio, como se dijo en la Argentina: la violencia, no.
Si habré escuchado a tantos políticos y curas decir "yo estoy contra toda violencia", ¡qué lindo no! Todos estamos contra toda violencia pero, ¿y? Existe y cómo reaccionar entonces contra la violencia. Decir la violencia no pero aceptar en silencio que en ese momento un bombardeo norteamericano matara en silencio a 163 niños de una escuela vietnamita.
No tengo respuesta. Margrite Schiller sí la tuvo. Perdió y todos los que no hicimos nada o, a lo sumo, firmamos un petitorio o hicimos tres días de huelga de hambre, le decimos: te equivocaste. Lo mismo que todos los oportunistas de la derecha, los oportunistas del centro y los oportunistas de izquierda, y la masa silenciosa que se va a pasar las vacaciones a Mallorca y los jóvenes que se preparan para ser los mejores managers, y los diputados e intendentes, y los curas y pastores, y los profesores y maestros. Todos le decimos a Margrite: te equivocaste, fuiste una terrorista. La alta intelectualidad de izquierda lo dijo: se equivocó. Los profesores universitarios de la izquierda alemana, en número de más de trescientos, desde el profesor Wolfgang Abendrotx hasta el escritor Gerhard Zwerenz, pasando por Hürgen Habermas, la llamó "terrorista". Pero perdimos todos, también. Bastan ver las estadísticas del hambre, la desocupación, la corrupción, en el mundo antes y después de Stammheim (la prisión con las celdas de aislamiento total).
Con nuestra exquisitez antiviolencia logramos la globalización de todo eso. El sistema llevó a eso, a pesar de las libertades públicas y la de la economía social de mercado, a pesar del todas las propagandas preelectorales: "Kohl sí, Lafontaine no" o el actual "Schroeder sí, Kohl no". Las estadísticas del hambre siguen.
Margrite sí se equivocó, sin ninguna duda. Pero, y nosotros ¿qué hicimos? El poder financiero, el poder de los medios y nosotros con nuestra democracia de elegir cada dos años.
Margrite Schiller en su libro, nos dice cómo se equivocó pero es honesta explicándonos cómo fue. Se equivocó pero no se arrepiente. Nosotros no nos equivocamos pero perdimos tanto o más que ella.
Este libro de la guerrillera está para aprender sobre las equivocaciones honestas de Margrite y para vernos en el espejo. El primer ministro alemán de aquel tiempo, Helmuth Schmidt festejó su cumpleaños ochenta con Kissinger, el norteamericano, el autor intelectual del golpe contra Allende en Chile, el inspirador de Pinochet. Margrite Schiller será vigilada hasta el fin de sus días por el BND(servicio de informaciones federal), que es la organización de informaciones de Alemania. Kissinger triunfal, premio Nobel. No hay violencia sin causa.
Margrite Schiller con su verdad, su honestidad y su equivocación. Los cínicos -y el cinismo es la más grande de las corrupciones- abrazados con lágrimas después de haber cumplido con su deber de grandes demócratas, con aplausos, televisión y diplomas. Nuestros demócratas. Nos miramos al espejo y nos reconocemos en ellos. Y en las estadísticas del hambre. Pese a Stammheim. Pese a las celdas de aislamiento.
Margrit Schiller, gracias por tu vida, gracias por tu libro, aunque te hayas equivocado.
Esto nos lleva a preguntarnos por la frase que tenemos que discutir. ¿Se equivocaron también los jóvenes del 60 y del 70 en la Argentina?
Bien, esto es el prólogo para la historia de las utopías que si el gran amigo Zito Lema y los organizadores me lo permiten me van a dar dos días para poder desarrollarla. Yo creo que sí, que hay buena voluntad.
Entonces, vamos a respetar la organización que se ha tomado en este seminario. Que se hagan los grupos. Les digo la verdad, yo soy más amigo del debate abierto. Sin conclusiones, sin que el hombre de la mesa haga un resumen final. Sino que cada uno exprese con libertad lo que quiere decir. Pero, también me resulta interesante -y vamos a probarlo- el método que están siguiendo los compañeros organizadores.
Conclusiones de los grupos
El grupo nuestro está constituido por 19 personas, lo que me sugiere que significa dos cosas: más riqueza en el pensamiento común y más dificultad para poder reflejarla. Así que ustedes sepan disculpar. Comenzamos a tratar el tema tratando de definir la utopía. Aquello que es deseable pero que, por quién sabe qué, no es realizable. Se propuso que era un objetivo consesuado socialmente, una fuerza que impulsa a la acción, una fuerza mayoritaria de un pueblo; pero también como un camino, como el camino a ser feliz, un camino personal, como un camino individual, una tendencia a la felicidad. Camino consensuamos que era sinónimo de utopía, tanto personal como grupal. Se terminó la utopía, éste fue el tema que siguió. Y al plantearlo, en el momento surgieron los temas para alcanzar la utopía, los temas de los caminos válidos y no válidos. Eso fue como dos vertientes que confluyeron luego en el pensamiento común: los caminos válidos y los no válidos. No para todos son válidos las mismas utopías y, por ende, las mismas estrategias para alcanzarla. Se habló también de un hermoso libro de Arnoldo Piñeira que se llama "La utopía inconclusa" sobre el Che. Y donde se deja planteada una cosa: que la utopía es siempre inconclusa y que estamos, de algún modo, llamados a concluirla.
Inmediatamente salió otro pensamiento muy fuerte: los que gozan del poder parecería ser que no tienen utopía. El hecho de poseer el poder los exime de tenerla. Y nosotros, que no tenemos poder, somos los luchadores que tenemos que seguir con este pensamiento insistente de no perder la utopía. Para lograr un tópico parece que hay un solo medio: destruir y volver a empezar. Eso es lo que nos enseña la historia. Por los medios lícitos, ya sea votos, opiniones, campañas, etcétera no se llega a nada. Y, por otro lado, el pensamiento de que lo que nos quitaron por las malas no nos lo van a devolver por las buenas. Surge el tema de matar al tirano, de si es válido. Y allí como válido surge que la violencia está convalidada por la acción, es espontánea, no es una acción premeditada.
Al cotejar el momento histórico para ver si es posible implementar la violencia, encontramos que a veces es inevitable usar la violencia. Muchas veces no es el mejor camino, depende del contexto histórico. Ese uso de la violencia nos puede llevar a la derrota. No sabemos, a veces, calcular la superioridad del enemigo. Hay dificultad de lograr consenso para ver cómo se usa la violencia. Las víctimas, surgen como pensamiento de un integrante de la ronda, deben seguir siendo víctimas y por eso tenemos la legitimidad de pedir el cambio. En aquello de seguir siendo víctimas en el sentido de no colocarnos en el lugar definitivo de víctima, sino en un lugar histórico de víctimas derrotadas. Es decir, si somos derrotados por esa circunstancia histórica esto nos da la legitimidad para poder seguir en busca de la utopía.
También se habló de un barrio que se llama "Entre vías" cerca de Dock Sud que era un reducto del anarquismo. Ahí hablaban los anarquistas de los beneficios de la educación, junto también con el uso de la violencia en las décadas del 20 y del 30. Luego comenzó el peronismo en ese mismo barrio, y se produce un cambio muy significativo en la dirección de ese pensamiento. Se inclina a favor de la educación pero también junto al populismo. Y surge como pensamiento común que no es fácil sacarle las banderas al capitalismo, al sistema. No con palabras ni con candidatos ni con programas. Eso cuando empezamos a hablar del populismo. Todo lo que nos proponían es populismo para poder conseguir lo que seguimos teniendo como meta de utopía.
Volvemos al tema de la violencia. El planteo de la lucha es un planteo en sí mismo. Como objetivo final se puede plantear el triunfo o no. La lucha hay que plantearla en una situación de oprobio y tiranía, la lucha armada. La violencia armada no la plantea uno sino el enemigo en determinada circunstancia histórica. La lucha armada es una forma de lucha. También está la micro lucha, la microresistencia. De eso hablamos el sábado pasado. También se dijo que el sistema se cae y las fuerzas populares luchan en la vida diaria. El proceso de acumulación de lo cotidiano, de la micro lucha cotidiana, se rompe por las propias contradicciones con el sistema. El proceso de acumulación de lo cotidiano lleva a la ruptura de las propias contradicciones del sistema. El sistema se rompe solo por sus propias contradicciones. La lucha, por consiguiente, es la microacumulación de las luchas cotidianas, pequeñas y diarias, de cada uno de nosotros.
Apoyando aquello de que la violencia y la lucha armada sólo la plantea el enemigo, y se desata en determinada coyuntura histórica, apareció el ejemplo de un militante que militaba con su pensamiento y cuando volvió Perón y los echó de la Plaza esta situación lo obligó a pasar a la clandestinidad y a llevar un arma encima para usarla si era necesario.
También se plantea el hecho de los comunicadores sociales que nos llevan a estar como espectadores, nada más. El pueblo argentino, se planteó muy fuertemente en la ronda, no es un pueblo de pacíficos que reciben todo el bombardeo de información, sino un pueblo de cobardes que no reaccionan a la información. Como un pueblo que no sale a acompañar la lucha. Pavlovsky planteó, y eso también fue comentado aquí, que luego de un asesinato en Paraguay se disparó una acción colectiva y se vio que el pueblo paraguayo no es cobarde, se organizó en una acción. Eso nos tocaría a nosotros, cuando la relación de fuerzas se rompa con el sistema vamos a reaccionar. Y también sucedió en el Mayo Francés. Los pueblos, como pensamiento colectivo, no gustan de la violencia, apuestan a la vida y sólo reaccionan a la violencia en determina circunstancia histórica concreta.
Si todos, dijo alguien, los que tenemos necesidades o tenemos una utopía, sólo caminando todos juntos pudiéramos lograr eso, pero todos caminando juntos, pasaríamos por arriba.
También surgió como pensamiento que no es un pueblo cobarde. Como una idea contrapuesta a lo que se comentó antes. El argentino es un pueblo fragmentado, atomizado. Es el logro de la nueva política: cómo agruparnos en lo micro para lograr lo macro. Surge el tema de la educación como una aplanadora que no nos permite concientizar la lucha y luego, la necesidad de ver el problema de la fragmentación del pueblo para lograr la utopía. Debemos tener un pueblo que sepa leer y escribir. Y se subrayó que sepa leer y escribir para qué y que esa es la cultura que nos va a llevar a la utopía. La clave es el esclarecimiento y la organización. El esclarecimiento y la organización son indestructibles como fuerza. Y la gente de este país está trabajando por debajo, en lo micro y eso es indestructible, a pesar del bombardeo de información del sistema que nos lleva para otro lado.
Lo nuevo de todo esto, para lograr la utopía, es escuchar al pueblo y no subestimarlo. Encontrar los problemas comunes. Escucharnos para saber qué hablamos cuando hablamos. Si nos conocemos, si nos escuchamos, vamos a lograrlo. El enemigo es la indiferencia, la violencia y el hambre. Y, sobre todo, que no estamos derrotados por las utopías que pasamos hace dos décadas. No estamos derrotados sino que somos distintos. Somos distintos y tenemos la libertad de organizarnos en lo micro y en lo macro para poder lograr la utopía.
¿Alguien desea agregar algo?
Bueno, en nuestro grupo se comienza discutiendo sobre el concepto de vanguardia. Y hay, básicamente, dos posturas. Una sería la vanguardia que está fragmentada del resto del pueblo, el pueblo es ajeno a la vanguardia. La segunda es una posición que afirma que ese es un discurso descalificatorio, ya que la vanguardia es real, no digita, no decide por sí sola, está capacitada y formada por los mejores luchadores de clase, responde a una conciencia de clase.
Surge el tema violencia. El grupo se pregunta si la violencia puede ser un medio. Se relacionó el tema de la violencia y la no violencia con el tema de la ética, volviendo a preguntarse cuántas éticas hay: una o dos. Respondiéndonos que la violencia implica un sometimiento, siendo la primer violencia la ejercida contra el pueblo. Y la otra, la nuestra, sería la reacción frente a esa violencia.
Cómo se podría romper con todo esto. Y se responde: con la toma de conciencia que sería nuestro deber. Hay un reconocimiento de que en los años 70 no le prestamos atención al pueblo, por lo que ahora necesitamos nuevas formas de consenso para producir algo seguro y permanente. Retomamos de la reunión anterior la dificultad de poder lograr una participación social. Surgen, básicamente, dos posturas. Primero lugar de lucha desde los sindicatos como lugar posible, espacio de lucha a no resignar. Segundo, que es muy difícil desde este tipo de corporaciones lograr un espacio de poder para el cambio.
Lo primero para decir de nuestro grupo es que se destacó la socialización de conocimiento que hizo el señor Osvaldo Bayer, que pareció importante. Y de esta socialización salió el primer eje de la charla que era preguntarse sobre los hechos violentos y cómo definir esa violencia. O sea, si la violencia pasaba sólo por la guerrilla, si pasaba sólo por estallidos sociales o si la violencia era una alternativa para el cambio. Luego como segundo eje, y relacionado también Osvaldo Bayer, era sobre esa encuesta que hicieron los periodistas sobre el hecho, o la mejor noticia, o la noticia más grande del siglo XX. Los hechos que nos introducen en la política, que nos generaban violencia y algo general en el grupo era que cada hecho que se destacó tenía que ver con las violencias personales, con los contextos y citar ejemplos: la señora que habló era de las Madres con la foto de sus hijos, pidiendo por sus hijos, y hacía recordar a las fotos de sus abuelos que llevaba su madre en la época del holocausto. La falta de trabajo del padre de una compañera que la llevó a ver la realidad de otra manera. Problemas de salud, del padre de otro compañero, que lo llevaron a tener una visión distinta de la realidad. Golpes de puerta que decía un abuelo y que no eran tales sino que las eran las bombas del 55. Llanto en la mesa del comedor de una casa escuchando la radio con la noticia de las leyes de obediencia debida y punto final. El indulto y la guerra de Malvinas. Básicamente eso se dijo.
En nuestro grupo empezó el debate diciendo que el discurso de Bayer nos permitía bajar a tierra. Por la discusión que veníamos teniendo ya en los encuentros anteriores alrededor de un compromiso de lucha, asociándolo ahora con las tradiciones históricas del movimiento obrero. Se enfocó básicamente el tema del populismo y de la guerrilla. Con respecto al populismo alguien sostuvo que éste, por un lado, acostumbraba a los obreros a recibir reinvidicaciones desde el balcón y, por el otro, tiende a asociar Estado y pueblo, disolviendo así la solidaridad internacional de la clase trabajadora. Aunque acá se reinvindicó en boca de otro compañero, en cambio, la organización de la clase obrera que se materializó en la FOA. Después, con respecto a la guerrilla se planteó la necesidad de separar, como planteaba el grupo anterior, el concepto de guerrilla del de violencia, incluso de lucha armada. Una compañera planteaba que ciertas formas de violencia, como los levantamientos populares o los cortes de ruta no deben ser condenados. Acá se reinvidica los estallidos sociales. Sería la diferencia con el grupo anterior. Alguien que está leyendo obras de Bayer, una compañera, planteó que la referencia al coraje civil, la desobediencia y la rebeldía son constantes en su obra. Se planteó a continuación qué métodos de lucha debíamos adoptar hoy en día, porque parecerían estar en cuestionamiento los métodos tradicionales. Un compañero planteó que la lucha surge de la gente común como una acumulación intolerable de males, de donde surgen formas de resistencia nuevas y espontáneas, como fueron en su momento las Madres, sobre las cuales luego se intelectualiza. Un compañero planteó que no habría que caer en una sobrecarga de teoría. Citó a Fidel Castro, quien sostiene que los obreros deben ser un poco más intelectuales y los intelectuales un poco más obreros. Que la solidaridad con los obreros debía surgir a partir de la discusión de las problemática concretas de los mismos: la precarización laboral, el miedo a perder el trabajo, etcétera. Finalmente se señaló como principal dificultad del presente el carácter anestésico de la sociedad que dificulta la creación de estrategias de lucha colectiva. Esto deriva en que las luchas, que las hay pero son aisladas, no sean escuchadas desde el poder. Una compañera, parafraseando la frase de Bayer según la cual la peor de las torturas es no escuchar voces, sostuvo que puede decirse que también la peor de las torturas es no ser escuchado.
Este es un grupo que tiene más interrogantes que respuestas o conclusiones. Y entre las preguntas y los interrogantes que fueron saliendo uno de ellos fue: si hubo un trabajo de base en los diferentes lugares donde participaban los movimientos revolucionarios. Un ejemplo era Tucumán. Hubo un cuestionamiento a la representatividad de estos grupos. Después, a su vez otro interrogante era, qué movió a que esta generación que en su mayoría era de clase media quisiera transformar el mundo, cambiar el mundo hasta dar la vida. Después otro tema fue el de la violencia, se habló de una violencia anónima, cotidiana, ejercida por el sistema, que uno lo puede ver a través de las estadísticas donde se afirma que en la Argentina hay más de 20 mil pibes por año que mueren por enfermedades que pueden ser curables. Una compañera dijo que la violencia ya está dada antes de que se formasen en Latinoamérica los grupos guerrilleros, la violencia ya estaba dada por el sistema. Después también se dijo que la violencia conduce a la utopía. Sin violencia no hubiera habido evolución en la historia humana, esta es una frase de Marx. Después, la injusticia también lleva a las utopías, a la utopía de la justicia. Hubo en el grupo un cuestionamiento a las formas de concretar esa utopía. Una de las dificultades que tuvimos fue esto de trasmitir entre las diferentes generaciones, es decir la del 70 y de los que hoy somos adultos, lo que pasó en aquella época. Falta por parte de los jóvenes o los adultos de hoy un poco de información sobre aquel momento, esto sumado al vaciamiento cultural que tenemos. Y, a su vez, de que la generación de aquella época, quien lo vivió le cuesta muchísimo poder expresarlo.
Esto fue expresado por una compañera. Pero creemos que el estar acá es construir la utopías, que se va a ir dando en la medida en que se pueda ir resolviendo este dilema de transmitir lo que pasó. La transmisión de lo vivido en los 70.
Me parece que lo que pasó fue que había muchos interrogantes en los adultos y los que somos más jóvenes (no sé si decir joven, adulto) para mí tendría que haber durado mucho antes de ponernos a hablar de las utopías, antes de ponernos a reconstruir la utopía había muchas cuestiones sobre la historia, sobre lo que había pasado que muchos de los chicos no tenemos información. Y tampoco los grandes. Hay una discusión pendiente, quiero decir. Hay una discusión pendiente y una transmisión de la historia de esa generación hacia nosotros que falta y que eso es consecuencia del vaciamiento ideológico que ha habido después de la dictadura.
También hubieron muchos interrogantes en nuestro grupo y tal vez esté desarrollado en forma de interrogante porque hay cosas que no se cerraron. Empezamos diciendo ¿en qué se equivocó la guerrilla de los 60? y se plantea retomar el tema desde la responsabilidad civil y hacer foco en las causas, un revisionismo histórico para darnos tiempo para pensar en los errores del pasado. Se debe tener en cuenta, también, el nivel de consenso real para analizar la historia, el nivel de consenso real sobre un proyecto de cambio que serían los principios que a partir de Cuba fueron circulando por el mundo, los principios de revolución. No tal vez el consenso real sobre la lucha armada pero sí sobre la revolución. Sin embargo, ¿cuál es la acepción de consenso? se preguntaba el grupo. Tal vez, solidaridad, ayuda mutua, como los de aquella época de los 60 y los 70. ¿Cuáles son los instrumentos que podemos utilizar para alcanzar y bajar la utopía a la sociedad hoy? ¿Cómo generar y construir utopías horizontalmente? Se diferenciaron los contextos, pues tanto la cultura mediática de hoy que promueve el individualismo a ultranza, la mayor parte de los argentinos de los 70 se solidarizaron con el cambio a propósito de las dictaduras militares. La utopía, entonces, es debilitada por esa cultura mediática y una de las posibilidades sería desensillar hasta que aclare.
Nuestra tendría las puertas cerradas y por eso no le quedaría otra que optar por la violencia, en cuanto se gana un poco de dignidad viene nuevamente la violencia a sacarla. También se planteó el tema de las plazas llenas del mundial del 78, de la asunción de Cámpora y del 81 y se preguntaron ¿qué realmente representan esas plazas llenas? La violencia, se dijo, está en la raíz de la sociedad capitalista. Esta es en su esencia violenta y una de las primeras formas de ésta es la desigualdad. Se plantea resignificar la palabra violencia. Repensar la violencia, que no sólo se manifiesta en la guerrilla y en la lucha armada sino que existe violencia también en el silencio, en la desocupación, en el hambre y en la falta de educación y salud. Creemos que las causas de la violencia son el capitalismo, la acumulación del capital. Y se preguntan también por qué tanto miedo a la palabra violencia. Y también se responde que no hay violencia sin causa y por ello es que debemos encontrar las causas para comprender. Se acordó en que la violencia genera violencia, y el planteo sería cómo llegar o cómo lograr una violencia fructífera y productiva sin esta connotación negativa de la palabra. Se dijo que la guerrilla en la Argentina fue parte de la lucha popular, aunque después el proyecto haya fracasado por errores políticos. Se dijo, asimismo, que la violencia ejercida por el pueblo, sin embargo, es la única que trae el cambio y la revolución. Ante esta afirmación, se abrió un interrogante de que si realmente es posible el cambio si el pueblo no está concientizado y realmente no eran tantos los convencidos de la revolución de los 70 como parecían. Lo que no quedaba duda es que a la violencia no quedaba otra posibilidad que oponerle violencia. Las utopías siempre son posibles, se acordó en el grupo, hay que adueñarse de la palabra y desarrollar espacios de reflexión que no deben morir allí. La desigualdad y la división sobre el tema de la violencia siempre van a existir, pero en tanto no se hable de esto y se reflexione no va a ser posible. El silencio no es inocente porque fortalece al enemigo, al sistema y la propuesta del grupo es el anti-silencio.
Bueno, el grupo comenzó debatiendo el planteo de la utopía y su significación a partir de movimientos revolucionarios para llegar al concepto de democracia. Para eso ejemplificó con diferentes movimientos sociales, con la situación de Chiapas que devino en que la democracia es una de las utopías actuales. Luego se habló de Colombia y la FARC y sus diferencias. El grupo reflexionó acerca de la resignificación de la democracia como una utopía y sobre los caminos que hay para lograr dicha resignificación. El proceso de construcción de las democracias es un proceso de lucha. En la actualidad no se tiene conciencia de lo que se ganó, no existe idea de democracia aunque es mejorable en el sentido en que antes no existía. Se puede tomar a la democracia como un ideal, no como una utopía. Otro de los ejes temáticos giró en torno a los conceptos de meta y utopía, haciendo hincapié en el socialismo solidarista como una democracia plena. También el grupo afirmó que existe tanta fragmentación y tanto malestar que la obtención de algo básico parece inalcanzable.
La utopía de los obreros anarquistas de un movimiento de solidaridad a nivel mundial se ve enfrentada a los empresarios que logran la globalización de la economía como una forma de expoliación mercantilista. La vida cotidiana, la realidad, la capacidad de indignación y de tejer redes solidarias, fueron otros ejes de la discusión. La capacidad de indignación como un primer esbozo de toma de conciencia crítica frente a la realidad. El análisis derivó en la vida cotidiana y en la afirmación de no reproducir el modelo de poder. Luego se habló de tejer tramas solidarias y del ejemplo de las Madres de Plaza de Mayo que no se han quedado en su reclamo solamente, sino que articularon los reclamos con distintos movimientos sociales. Ellas emprenden el reclamo en el hoy en un proceso de construcción hacia el futuro. Uno de sus aportes es la creación de este seminario de análisis crítico de la realidad política desde 1984 a la actualidad.
¿No queda ningún grupo por desarrollar? Bueno, nuevamente Osvaldo Bayer.
Osvaldo Bayer
Creo yo que acá es sorprendente las frases de verdadera sabiduría popular que hemos escuchado. Algunos brillantemente expuestos, otros menos pero con una búsqueda de la verdad. Yo diría que ha habido una gran bondad en expresar todas estas ideas, buscando formas de expresarse. Creo que acá la sensación o el logro que podemos ver de tantos años de luchas, de pequeñas luchas, de rebeldía, es que hemos logrado transformar ya y sin regreso la teoría de los dos demonios. La teoría de los dos demonios ha dejado de existir. Ya nadie puede aceptar ese prólogo del Nunca Más donde se señala que en la Argentina, de pronto, había dos demonios. Ni la oposición, la búsqueda, la rebeldía en todas sus formas y sus equivocaciones fue un demonio sino una búsqueda, con hechos a veces muy desgraciados, con autoristarismos que tal vez esa sea la más grande enseñanza. No se puede hacer un movimiento liberador con autoritarismos, el autoritarismo lleva siempre a la corrupción. Y tal vez, ese autoritarismo llevó a la caída del socialismo también sin ninguna duda, en vez de haberse promovido un cambio sobre la base de las experiencias. Es interesante, yo creo que ya nadie podría escribir esto de los dos demonios. Y que en "La historia oficial" de Puenzo todo el mundo silbaría en ese diálogo donde se dice que son todos iguales. No fueron todos iguales. Aunque tal vez en esa búsqueda de la juventud hubo algunas gravísimas equivocaciones y hubo quienes hacían un doble juego.
Las formas de contestar. Las formas de contestar es la búsqueda, es el llevar adelante los viejos lemas del humanismo, del socialismo, de la solidaridad. De saber y de tener la sabiduría de que no hay paso adelante sino se hace con todos. Y en eso es un modelo, dentro de los reaccionarios, tal vez uno de los más inteligentes reacionarios que yo siempre lo nombro, Bismark cuando se da cuenta que no se puede seguir explotando porque eso va a determinar que se termine el jardín edén de los ricos, entonces hay que darles algo. El lo reconoció, y así nacieron las primeras leyes desde arriba. Perón, en cierto sentido, había leído a Bismark y era un bismarkiano. En el fondo, creo yo, era un conservador inteligente.
No se puede tener desesperanza por las cosas que se están viviendo. Hemos visto que en diez años no ha cosa ya más discutida que el neoliberalismo. A mí me sorprende y he traído una colección de una gran polémica iniciada en Alemania donde se dice que hay que buscar nuevos caminos porque esto del neoliberalismo no soluciona los problemas no ya del globo sino de nuestro país. No ya más la desregulación, que nos lleva a la locura. Yo hoy escribo en una nota que lo único que nos queda ante la frase de De la Rúa de que la Argentina tiene que bajar los costos, lo único que nos queda ya es ponerle precio al Aconcagua. Vender ya todo para bajar los costos. Entonces, no es así. Es el preparnos. Por eso, en mi Cátedra de Derechos Humanos ya el año pasado empezamos a estudiar economía. Porque es necesario que no nos metan la mula. No es una ciencia tan difícil para que nosotros demos la vuelta porque no entendemos nada. ¿Qué pasa con la Banca? ¿Qué pasa con la Bolsa?, etcétera. Entonces, uno de los caminos contestatarios es aprender, seguir aprendiendo. Por eso es realmente muy hermoso lo que hacen ustedes de venir, no a perder las horas, son las mejores horas empleadas. Porque de aquí a ustedes mismos les van a surgir una serie de ideas y van a poder discutir. Tener armas para la discusión y tener armas para seguir este camino. Ustedes ya me habrán escuchado mucho y hasta el título de mi último libro se llama así. Estamos en el camino del paraíso porque lo tratamos de elaborar, de hacer, de fabricar, de marcar ese camino. No hay otro paraíso. Va a ser una eterna lucha. Pero lo que nos hace levantar a nosotros es esto: que buscamos algo. Buscamos en beneficio de todo esto porque además estamos pensando en las próximas generaciones. Y estamos pensando también en las golondrinas cuando nos preocupa esto de que hay que producir más. ¿Para qué hay que producir más? Si con lo que se produce podemos vivir todos y muy bien.
Por supuesto, más sencillamente.
Hay que estudiar también y debatir a fondo el fracaso del socialismo real. Pero no tomarlo como todo un fracaso, no, realmente fue toda una voluntad de crear cosas y salvo ese autoritarismo, penoso autoritarismo, se lograron muchas cosas societarias. Los alemanes occidentales se sorprenden de ciertos logros que se habían hecho en la Alemania Oriental. Por supuesto, con muro. Eso es lo que le hace perder cierta sustancia. Pero hubo logros realmente notables y que hoy, y es muy interesante escuchar todos esos años en la Alemania denominada democrática, se habían logrado cosas, dentro de todo había cierto sentido de la solidaridad y de una búsqueda de paz.
A mí me lo dijo el actual secretario general del neo comunismo en Alemania, cuando yo le pregunté por qué cayó todo eso. Y él me dijo: porque faltó la libertad. Pero, además, otra cosa que nos preocupa mucho. A la gente no le gustaba trabajar. Es decir, se allanaron a las leyes que los cubrían para hacer lo menos posible y vivir lo mejor posible. Y creo que tiene mucha razón, es otra de las cosas: la falta de solidaridad también de la gente dentro del socialismo. Es decir, para qué voy a trabajar más si total no me van a ascender más, voy a tratar de gozar todo lo que pueda. Eso yo creo que si lográramos un sistema de solidaridad habría que trabajarlo más. La eliminación del egoísmo individual, que sigue existiendo. Yo fui dirigente gremial cuatro años y les digo que tuve problemas que no los puede solucionar. Siempre tuve que defender a los mismos. Uno veía al solidario, uno veía al verdadero obrero socialista que trabajaba, que no le rehuía al trabajo. Y estaban los otros, que decía "para qué". Y eran los que tenían problemas. Entonces, también hay una serie de fallas y de generalizaciones que tenemos que profundizar y para eso es también tan importante la psicología, la sociología y todas esas cosas. Por eso es también importante ayudarnos con la ciencia y no solamente creer en nosotros mismos o en nuestro voluntarismo. En lo posible, seguir estudiando. En lo posible, seguir discutiendo. Cuánto se gana con esto. Y seguir esperando en la acción. No hay otra forma de vivir feliz nosotros que tenemos esa hermosísima enfermedad de la rebeldía y de la verdadera justicia y de la verdadera democracia. No puede haber otra democracia que la democracia con justicia, la democracia con dignidad. Todo esto que vemos a nuestro alrededor, los candidatos, estos discursos absolutamente vacíos no nos llevan a nada. Hay que también sacarle la careta a esta democracia que tenemos que no es ninguna democracia. Fíjense ayer lo de Marcos Paz como deja al desnudo las mafias, las luchas por el poder, el caudillo, el puntero. Tal cual, lo mismo que en los comités radicales de los años 20. Se reproduce lo mismo. ¿Qué democracia podemos tener cuando no hay democracia interna en los partidos? Cuando se señala a dedo.
Y pensar muy bien. No ver esto de octubre de la elección como un gran escalón para la democracia, sino como otra de las mentiras. Sin por eso escuchar las canciones de sirenas de ciertos demagogos de hay que terminar con esto. No. Esto hay que democratizarlo más, pero no tirar abajo esto definitivamente. Sino democratizarlo esto, siendo nosotros protagonistas. No es fácil con todos los problemas que hay, no es fácil con los medios de comunicación en contra. Tal vez a veces sean imposibles ciertas cosas, dadas las mentiras de los medios de comunicación. Luchar también por la democratización de los medios de comunicación y ya ha habido grandes ejemplos, en ese sentido, en el mundo capitalista. Como por ejemplo la televisión de derecho público en varios países.
Tenemos amplísimas plataformas y no hay recetas rápidas sobre qué hacer. Qué hacer hay mucho qué hacer. Está en nuestro comportamiento despreciar a las personas que sólo luchan por tener más. Esto es lo que hay que enseñar en la sociedad, los que son maestros y a nuestros hijos: el que vale es el que tiene menos y no el que acumula. La solución no está en comprarnos countries y en tener policías y alambres de púas. Demostrar la falsedad de todo eso y que la única riqueza es la riqueza del espíritu, la riqueza de la solidaridad, de la amistad, de estas conversaciones. Es hermosísimo ver cómo discutían ustedes todo esto. ¿Por qué lo discutían? No lo discutían ni por dinero ni por interés. Sino por saber más, por querer saber-en el fondo-lo que somos y para qué estamos en el mundo. Muchas gracias.
Bueno, le agradecemos todos, evidentemente, la sabiduría y el afecto con que Osvaldo hoy se acercó a nosotros. Coincido con él, en nuestra búsqueda de utopía y del paraíso nos encontramos acá todos los sábados. Por lo tanto, nos vemos el próximo sábado acá.
Bibliografía recomendada:
- Huelga en Puerto White, 1907, Ver "La Protesta" y "La Vanguardia", Julio y agosto de 1907. Idem "El Comercio" de Bahía Blanca y "La Prensa" y "La Nación", Bs. As.
- "Puerto White 1907", Historia de una pueblada. Creación colectiva. Teatro. Alianza, Bahía Blanca.
- Diego Abad de Santillán, "La FORA, ideología y trayectoria", 1942
- Para la fundación de la FOA: Idem anterior de Abad de Santillán; Sebastián Marotta "El movimiento sindical argentino", Buenos Aires, 1962.
- Iaacov Oved: "El anarquismo y el movimiento obrero en Argentina", Siglo XXI, México, 1978.
- Osvaldo Bayer "La influencia de la inmigración italiana en el movimiento anarquista italiano" (Gori y Malatesta), en el libro "Los anarquistas expropiadores", Legasa, Buenos Aires, 1986.
- Raanan Rein, "Peronismo, populismo y política", Editorial de Belgrano, Buenos Aires, 1998.
- Martha Diana, "Mujeres guerrilleras", Planeta, Buenos Aires, 1996
- Osvaldo Bayer, "En camino al paraíso", Capítulo "Los altruistas", Buenos Aires, Vergara, 1999.
Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo
I Seminario de Análisis crítico de la realidad argentina (1984-1999)
Desgravación de la clase del sábado 21 de Agosto de 1999:
"Historia de las utopías" por Osvaldo Bayer
GREGORIO (Coordinador)
Algunas aclaraciones de orden operativo. Hoy recae sobre mi la coordinación de este tercer encuentro del seminario de análisis crítico de la realidad argentina porque Vicente Zito Lema, quien es coordinador general, se encuentra de viaje. Esta es una aclaración de orden bien explícito, operativo. Respecto de la dinámica quiero insistir, antes de comenzar con la clase de Osvaldo Bayer, en la necesidad de ir generando un campo de pensamiento grupal crítico. Uno de los objetivos de este seminario es justamente ese. Esto es, cómo podemos ir generando en el debate de las clases que vamos a ir escuchando un pensamiento realmente de corte grupal. Como podemos ir pasando del "a mí me parece" que venimos escuchándolo bastante en la lectura de las crónicas a "el grupo piensa", "el grupo ha producido esto". Esto como pequeños señalamientos y evolución a los compañeros de los que venimos leyendo las crónicas. Acá los compañeros proponen algo correlativo a lo que estoy proponiendo, esto es cómo realmente generar esta tercer instancia -que es uno de los desafíos de este seminario y que lo diferencia de otros seminarios de orden academicista, de producción de pensamiento grupal acrítico e individual, cómo generar un campo de producción colectiva de conocimiento. Entonces, si partimos de esa base el "a mí me parece", la teoría personal de un compañero que relata su experiencia, rompe con el encuadre. Esto lo estamos discutiendo, lo estamos analizando y quería trasmitírselo y ya hay dos compañeros de ustedes que también felizmente recogen esta propuesta.
Bueno, hoy está con nosotros Osvaldo Bayer. Como decía el primer día Inés Vázquez, nos honra a todos, nos dignifica con su presencia. Va a empezar a hablarnos hoy sobre Historia de las utopías, en un lugar como éste en donde intentamos que las utopías y el campo histórico efectivamente se ejerzan. Y creo que nos va a introducir dentro de esta temática alguien que es todo un modelo al respecto del ejercicio y la reflexión crítica del campo histórico y de belleza de las utopías. Me parecería redundante presentar a Osvaldo con algo más que estas palabras de agradecimiento profundo a que esté hoy acá con nosotros. Lo dejo con ustedes, en una hora pasamos al funcionamiento grupal y en la otra hora rediscutimos la producción del grupo, no de los sujetos.
Osvaldo Bayer
"Historia de las utopías"
Bueno, realmente qué imaginación tiene la realidad. Estar hablando de utopías en la Casa de las Madres cuando uno recuerda todo aquello que pasó. Cuando veo esto tengo que sonreír con mucho gozo pensando en el brigadier Santuchone, que me despidió en Ezeiza diciéndome que yo nunca más iba a pisar el suelo de la patria. Entonces ver esto, en pleno centro, en la Casa de las Madres hablando sobre las utopías. Yo creo que no puede haber una imaginación más potente, las cosas que hace la historia. Por eso nada es imposible, ni es imposible llevar a cabo las utopías.
Yo entendí mal cuando Vicente Zito Lema y Hebe de Bonafini me dijeron que iban a hacer este seminario, yo creí que era una serie de seminarios y había programado "Historia de las utopías" en siete clases. Porque el tema da para mucho más y quería hacer un prólogo, un prólogo de nuestra realidad. Después, resulta que veo que me han puesto un solo día para toda esa gran historia de las utopías. Desde ese Platón hasta todos los demás, hasta Morris diríamos. Entonces, voy a hacer una especie de pequeña venganza: hoy voy a hablar del prólogo y ya he pedido que por lo menos me den dos clases más, aunque sea en diciembre cuando se termine el seminario para, entonces, meternos con todas las utopías.
Entonces, el prólogo son experiencias no propias sino experiencias en el campo argentino de los obreros, pero también otros aspectos que nos van a hacer posible centrarnos sobre uno de los hechos fundamentales. Yo quisiera que acá, en este lugar, comenzáramos a debatir y posiblemente lo hagamos el año que viene, el tema de la guerrilla, del por qué, los pro y los contras. Toda esa temática que tanto discutimos en las décadas del 60 y del 70. ¿Estuvieron equivocados o no estuvieron equivocados? Entonces, voy a terminar con la experiencia de una guerrillera alemana que creo que es muy interesante y que tiene tanto que ver con nuestra experiencia. Es decir, una guerrillera que estuvo siete años y medio en celdas de aislamiento, que no hace mucho que salió y que realmente relata toda su experiencia: por qué tomó ese camino en Alemania, en un país del Primer Mundo. Mucho más insólito que lo que hicieron nuestros jóvenes en un país del Tercer Mundo, donde había otras condiciones. Entonces, a partir de eso para dejar la duda y para ver hasta dónde puede alcanzar la utopía en los cerebros, de cómo en diversos aspectos de nuestra historia hubo esa cosa a veces increíble de la valentía y del coraje civil hacia la utopía.
Podríamos primero hablar sobre la utopía obrera. Justamente, últimamente estoy haciendo recordar la huelga de Ingeniero White de 1907. 1907, una huelga absolutamente increíble que hacen los estibadores de Ingeniero White. Ingeniero White al lado de Bahía Blanca. Bahía Blanca un emporio de exportadores de trigo británico y de la marina de guerra. Con un puerto llamado Ingeniero White, que era administrador del ferrocarril sur y amigo del general Roca. Entonces, el general Roca --¿por qué no?-- le puso el nombre de Ingeniero White por ser su amigo. Más o menos como eso que yo repito tanto que cuando uno quiere tanto al Sur y a la Patagonia y ve ese hermosísimo Lago Gutierrez, que se llamaba en mapuche "El hijo de Dios", pero el Perito Moreno le puso el nombre de Gutierrez que era un burócrata del Ministerio del Interior que le pasaba los sueldos. Entonces, por qué no quedar bien con el amigo y ponerle Gutierrez y nosotros, siempre tan ordenados y obedientes, lo seguimos llamando Lago Gutierrez. Antes de cumplir los ochenta años quisiera ver cambiado ese nombre. Es una utopía. El otro día se enojó conmigo mucho Felix Luna porque propuse cambiar el nombre de Castex en La Pampa por el Bairoletto. Es un poco atrevido, pero Castex jamás conoció la población de Castex. Un estanciero, administrador de estancias en Buenos Aires. Y él se enojó mucho porque dice que así se cambia la historia. Y le digo que lo que hay que cambiar es, realmente, la forma de interpretar la historia.
Entonces, empecemos a colocarnos en la temática de la utopía, pensando en esto de la huelga de Ingeniero White en el año 1907. Los obreros querían que las bolsas no pesaran más de ochenta kilos, ¡ochenta kilos!, pesaban más de ochenta kilos. Y las ocho horas de trabajo. Porque además de que las bolsas que ellos debían llevar a los barcos británicos pesaban tanto, además tenían que trabajar once horas. Miremos un poco lo que significa eso. La brutalidad, la explotación, se rompían las espaldas. A los siete u ocho años ya no podían trabajar más. Y, por supuesto, no había ninguna seguridad social. Y en ese lugar, con la prefectura general marítima, con la marina de guerra, con el señor Coleman, un inglés muy ávido de negocios, hacen una huelga. Se levantan todos los obreros pidiendo eso. Yo creo que es una cosa que habría que dedicar todo un seminario a esa huelga para explicarla. No estaban dadas las condiciones de ninguna manera para hacer una huelga, no era el lugar. ¿Por qué lo hicieron? Porque realmente tenían fe, porque tenían fe hasta en sus cánticos, porque salieron a la calle cantando esos himnos hermosos que tenían y que no cantan más. Pero no solamente esto, cuando se hace la huelga y son reprimidos por la prefectura a tiro limpio (como se hacía en aquella época y se sigue haciendo todavía, ahora un poco más disimulado por las balas de goma y esas cosas), el subprefecto comadante Enrique Astorga -yo creo que hay que nombrarlos siempree a los represores-- un tipo de una brutalidad increíble. Los reprime a balazo limpio y mueren los obreros Pascual y José Falccioni, también hay que nombrarlos. Eran casi todos obreros venidos de la baja Italia, de Sicilia y de Calabria, donde había habido y hubo una gran tendencia anarquista en el movimiento obrero. Quiero ser breve, se hace el paro. Cuando se sabe que hay el paro, viajan dos grandes oradores anarquistas: Pietro Gori -el famoso italiano, en aquel tiempo uno de los más famosos oradores de las asambleas obreras, era un intelectual-- y Rodolfo González Pacheco, otra figura totalmente olvidada. Un hombre que nos dejó muchas obras de teatro que habría que recordarlo también. Y tal vez alguna vez poner aquí un retrato de él.
Marchan inmediatamente allá para hablar de los ideales, etcétera. Si uno lee los discursos realmente hablaban solamente de la solidaridad, de lo que es la solidaridad, hablaban de conceptos intangibles casi. Y, por supuesto, aquello tan sagrado de las ocho horas de trabajo. Por las cuales habían muerto, habían sido ahorcados, los mártires de Chicago.
Pero lo más hermoso de este episodio es la solidaridad de los obreros de todo el país. Se hace una huelga general por los huelguistas de Ingeniero White. Para la Capital y para Rosario. El paro es general. Imaginémosnos una cosa de esas, que acá hubiera habido un paro total en la Capital Federal por la gente de Cutral- Có. ¿Ustedes se pueden imaginar algo así? Y sin embargo se hizo en ese tiempo, en 1907. Con esa carestía, con el miedo también de la pérdida del trabajo. Y con medios de comunicación mucho más precarios que los actuales. A eso iba. Estudiar qué sentido profundo de la solidaridad, del concepto de clase, del concepto de revolución, del concepto de la ayuda mutua, que es lograr parar un país por los estibadores y otros trabajadores de Ingeniero White que inmediatamente se adhirieron a la huelga. Los detalles son realmente muy simbólicos porque cuando marchan los obreros a enterrar a sus dos muertos con la orquesta adelante, se tocaba mucha música antes, especialmente los italianos, la orquesta de obreros iba adelante tocando los himnos obreros con los cajones y ataúdes de los compañeros muertos y es atacado por las fuerzas de la represión. La crónica de La Nación, a veces muy florida, dice que en la calle quedaron los instrumentos musicales de la orquesta y los ataúdes perforados a balazos. Finalmente se pierde la huelga pero el concepto se va imponiendo y se han rebajado kilajes en las bolsas y poco a poco, dos décadas después se llegará a las ocho horas de trabajo. Y el diario La Nación señala con orgullo que el comandante Astorga, el represor, tuvo que irse de la ciudad porque le dijeron que se fuera porque los obreros eran muy subversivos y terroristas. Se tuvo que ir pero, después, cuando se terminó la huelga volvió y fue agasajado por todas las autoridades. Ese es un primer hecho como ejemplo de todo lo que se hizo, de todo lo que se fue haciendo en la historia de este país. Tan difícil pero tan lleno de luz en muchas cosas, principalmente en esto que tenemos que estudiar muy, muy a fondo, explicarnos, hablar del por qué, el análisis del sistema económico de aquel tiempo, de cómo este pequeño gran ejemplo de Ingeniero White.
Hay una revista que se llama "El ojo avizor", que hizo una encuesta entre los periodistas argentinos de cuál ha sido la noticia que más conmocionó al siglo para cada uno. El primero para la mayoría de los periodistas argentinos fue el 17 de Octubre de 1945. Y como fui el único que votó por para mí el hecho más importante me hicieron hacer una columna, que creo que va a dar para mucho debate, uno no puede alejarse un poco de la provocación intelectual. Es increíble, yo no podía creer que la mayoría de los periodistas argentinos votó el 17 de Octubre del 45 como el hecho más importante. Para mí el hecho más importante del siglo fue la fundación de la FOA en el año 1901. Federación Obrera Argentina, que después será la FORA: Federación Obrera Regional Argentina. ¿Por qué? Porque por primera vez se unen las dos grandes tendencias del movimiento obrero, se ponen de acuerdo anarquistas, socialistas y gremialistas libres. Hay un clima realmente de mucha solidaridad y se logra a pesar de todas las cosas contrarias, de la amenaza de represión, se logra esa unidad y todo un programa. Todo un programa que después, a pesar de las divisiones del movimiento obrero, se iba a ir logrando en las luchas obreras. Entonces, ese es un principio de la lucha de la comunidad argentina, de la comunidad del trabajo argentino, por lograr una sociedad mejor. Por lograr la utopía, el sueño del socialismo, del solidarismo. Es también otra cosa muy importante que nosotros recordemos eso tan olvidado. ¿Quién sabe acá que en el año 1901 se fundó la FOA? Y para mí el segundo hecho más importante de este siglo es la formación de las Madres de Plaza de Mayo. Sin ninguna duda, lo que significó esa solidaridad, ese coraje civil de salir a reclamar por sus hijos ante la misma Plaza de Mayo, frente a esa dictadura tan feroz. Además, un movimiento conocido en todo el mundo, mucho más que acá. Ustedes conocen bien la historia de las Madres pero creo que es algo que va a ir creciendo con el tiempo. Los alemanes antinazis tienen, por ejemplo, la reacción de los militares monárquicos o conservadores contra Hitler (el 20 de julio del 44) como el gran hecho. Cuando fueron militares que habían combatido por Hitler hasta el 44, cuando vieron perdida la guerra se levantaron. ¡Qué poco tienen ellos! Hay otros movimientos también pero muy locales. Ellos están orgullosos, las nuevas generaciones, de haber tenido por lo menos eso. Ustedes van a ver dentro de veinte o treinta años lo que va a significar para la historia argentina el movimiento de las Madres de Plaza de Mayo. Por eso para mí, después de aquel intento de la FOA de buscar a través del sindicalismo llegar a una utopía solidaria, ver realizada la utopía a través del movimiento de estas Madres, que muy pocas estaban politizadas, que eran mujeres de barrio, que eran mujeres nada más que dueñas de casa, o que realizaban sólo tareas domésticas, y fueron capaces de hacer esta cosa tan épica y siguen trabajando por esto. Nos reunimos por ellas, es decir, a través de la idea de ellas.
Y para que sirva también para cimentar el curso que vamos a hacer después sobre Historia de las Utopías, hermosísimo capítulo, tal vez el más hermoso del género humano quiero leerles esta columna que yo escribí para El Ojo Avizor para, de alguna manera, tratar de explicar por qué yo no voté lo que votó el 90 por ciento de los periodistas argentinos. Y digo así:
"Comencemos el debate.
Me entusiasma esto de que cada uno elija lo que crea que son los veinte hechos más importantes de la historia argentina de este siglo. Ayuda al debate, al conocimiento de nosotros mismos y, de alguna manera, deja en descubierto la filosofía que mueve a cada uno. En cierto modo, nos desnudamos ante la historia y ante la sociedad.
La encuesta ha dado que la mayoría de los periodistas valoró al 17 de octubre de 1945 como el hecho más importante de estos últimos cien años. Yo en cambio -y debo haber sido el único (después me confirmaron que sí) elegí un hecho hoy desconocido por casi la totalidad de la población argentina: la creación de la FOA, la Federación Obrera Argentina, a principios de siglo.
Claro, los criterios son distintos. Habría que debatir "qué es lo más importante" en la noticia: la repercusión emocional en el público; la cantidad de titulares y centímetros que ocupó en los diarios de la época o los minutos en la radio y -si existía ya-- en la televisión, etcétera; o acaso lo más importante es lo que a la larga tendría más influencia en la sociedad para llevarla por un camino hacia la democracia, la libertad y la justicia. ¿Qué es más importante: la consagración de Napoleón como emperador o la Revolución Francesa?
Para mí, la unidad de los sindicatos para seguir una línea de conquistas sociales fue algo fundamental para nuestra sociedad. Ese era el modelo para avanzar: luchar para el progreso; más dignidad significa más democracia. Es decir, que en 1901 nos ponemos en el camino que siguieron otras sociedades que llegaron a democratizarse con el esfuerzo y sacrificio precisamente de los sometidos y explotados. Se abría toda una perspectiva de una sociedad nueva. El 17 de octubre de 1945, en cambio, se proclama a un coronel que había llegado al poder mediante un golpe militar de derecha. La marcha de miles de argentinos de ese día obligará a elecciones donde sí será elegido el coronel. Y aquí viene la discusión: se puede decir que el peronismo acaba casi de inmediato con el movimiento obrero ideológico que había logrado con el propio esfuerzo leyes fundamentales, y crea un nuevo movimiento integrado por una nueva clase: los obreros llegados ya no de allende los mares sino del interior del país con el color del hombre autóctono en la tez. Los obreros ya no cantarán "Arriba los pobres del mundo" ni tampoco "Hijo del pueblo te oprimen cadenas" sino "Perón, Perón qué grande sos, mi general cuánto valés". Y se acostumbrará a que las leyes obreras vengan tácitamente del balcón.
Claro está que el peronismo cambia a la República. Pero no es una revolución sino una revulsión. Y como todo populismo terminará aproximándose a los poderes económicos a los cuales molestó pero no modificó. Menem hace la síntesis: llama como ministro de Economía al gerente general de Bunge y Born, empresa maldecida por Perón en 1945. Y hoy las leyes obreras casi ni cuentan en el desarrollo de la economía social argentina.
Para mí mucho más importante que el 17 de octubre del 45, por ejemplo, es la ley Sáenz Peña, de 1912, que a pesar de todas las veces que fue manchada y pisoteada, siempre sirve como documento básico para reiniciar intentos de democracia. Y todas aquellas fechas que muestran que los sometidos no aceptaron dictaduras ni injusticias. Para mí es más importante Cutral- Co que la invasión argentina de Malvinas ordenada por un general corrupto que no representaba a nadie y usó al país para intentar salvarse él.
Tenga cada uno la fecha de su simpatía. Lo fundamental -como decimos-- es el debate, pero el debate que traiga luz".
Los periodistas votaron a las Malvinas como la segunda noticia más importante del siglo.
Y, entonces, como tercer tópico sobre estos casos de utopía o de camino hacia la utopía o del camino hacia el paraíso, voy a tratar el caso de Margrite Schiller. Margrite Schiller, guerrillera alemana, de la RAF (ROTE ARMEE FRAKTION), de la fracción llamada el Ejército Rojo en Alemania siendo que actuaron en las décadas del 60 y del 70. Sufrió ella prisión pese a que no se le comprobó ningún asalto ni ninguna muerte. Ella, hija de un militar alemán, que combatió en la guerra, principalmente en el frente ruso, y que después integró el nuevo ejército alemán, de la Guerra Fría, en el año 52. Y la madre, diputada conservadora del partido demócrata cristiano. Realmente, un caso tal vez para quienes han organizado este seminario, algo que tiene que ver mucho ahí la ciencia psicológica. La fuerza de la reacción de esta chica como decíamos de un hogar bien. Ella ha escrito un libro y me pidió que yo le hiciera el prólogo. Que yo explico acá por qué no comprendo porque ella elige justamente a un hombre del Tercer Mundo para hacer esto. O, tal vez, ella sabe muy bien. No ha renunciado después del sufrimiento de siete años y medio de la celda de aislamiento total, que es lo peor, tal vez es la peor de las torturas, de no escuchar voces, ha escrito un libro que lo vamos a presentar acá cuando hagamos la edición española. Por supuesto, explica todo lo que significa no escuchar voces y las locuras de cuando por ahí la sacaban unos minutos y escuchar un grito, por ejemplo. ¡Qué bendición era escuchar un grito humano o una exclamación en la lejanía! Fíjense las cualidades del ser humano: qué sentido en el fondo de comunidad, de querer compartir, de querer escuchar qué es lo que pasa afuera. Y qué maldad, qué terrible perversión es aquel país que había firmado en el año 48 la Declaración de Derechos Humanos y, para colmo, un gobierno socialdemocráta liberal.
Creo que aquí está todo el debate, de la violencia de abajo, esto serviría para comenzar el debate de por qué la guerrilla en la Argentina. Un tema que muy pocos se atreven a debatirlo. Acá tendríamos que tratar de hacer mesas redondas con los Montoneros, con el ERP, con sobrevivientes, debatiendo toda esta parte histórica. Y tenemos que hacerlo también. Se han escrito libros realmente significativos que ayudan al debate y a hacer luz sobre todo este tema.
El libro de Margrite Schiller me devolvió a las décadas del 60 y del 70 y a las preguntas que quedaron sin respuesta. Pero justamente no de Alemania sino de mi país, la Argentina. Un mismo problema en dos escenarios totalmente distintos. Las circunstancias fueron diferentes pero las preguntas fueron las mismas y seguirán siendo las mismas. A pesar de aquello del Primer y del Tercer mundo. Aquí ya el lector, sin leer aún el libro de Margrite Schiller comenzará ya a polemizar consigo mismo.
Pero lo extraño del caso -o no-- es que Margrite Schiller me vino a pedir un prólogo a mí, justamente a mí, no precisamente un defensor de la guerrilla sino apenas un desconsolado profeta de lo que iba a ocurrir y ocurrió.
En esas décadas ella era muy joven y yo un hombre en la mitad de los cuarenta, partícipe ya en ese tiempo de agitadas discusiones con los jóvenes latinoamericanos que veían como único camino la guerrilla para terminar con una sociedad injusta y corrupta. Si Margrite Schiller hubiera estado en Buenos Aires en esos finales de los sesenta es muy posible que habría discutido conmigo y, al escuchar mis argumentos, habría dado un portazo y murmurando o gritando: "¡burguesito!", como me llegaron a llamar jóvenes montoneros de esos años.
Y no porque yo estuviera con el régimen militar de turno o los políticos corruptos elegidos por el pueblo en aquellos tiempos, sino porque esa juventud ansiosa de cambios me sabían de izquierda y revolucionario pero no podían aceptar que a la vez yo los tratara de convencer que el camino a la guerrilla iba a terminar en el fracaso más absoluto, en la pérdida de los mejores y le iba a dar a la reacción la oportunidad de fortalecer su sociedad explotadora y corrupta sobre pilares más fuertes aún. Como, desgraciadamente, ocurrió.
Todo se había iniciado en La Habana, en 1960, apenas a un año de la Revolución Cubana, cuando un pequeño grupo de argentinos tuvimos un encuentro con el Che Guevara. En esa reunión él trató de convencernos que la forma de cambiar el régimen argentino era la guerrilla de los jóvenes, que debían iniciarla en las sierras de Córdoba, en el centro de la Argentina. Recuerdo que contra esa tesis le recordé al Che que en la Argentina los cuerpos de represión eran mucho más preparados que los de la Cuba de Batista, y le mencioné todos los cuerpos (uno a uno) y organizaciones estatales que estaban para combatir cualquier rebeldía de izquierda. El Che me miró con profunda tristeza y contestó -refiriéndose a los cuerpos de represores-- sólo con tres palabras a mis extensos argumentos: "son todos mercenarios", me dijo. Recuerdo que al silencio inicial, siguió un aplauso encendido para el Che, del resto de los argentinos.
Ahí comprendí todo y esa contestación me sirvió de base para interpretar lo que iba a suceder después. Me dije: evidentemente para ser revolucionario no hay que empezar por analizar los impedimentos, sino que hay que creer en las propias convicciones y lanzarse a combatir la injusticia haciendo uso de la rebeldía, ese don de los dioses para quienes creen en el altruismo y la solidaridad. Pero no pude con mi genio y cuando las teorías del Che fueron convirtiéndose en realidad en las calles de la Argentina seguí alertando que se camino iba a terminar en al muerte, y en el retroceso. Aunque al mismo tiempo que alertaba iba creciendo mi comprensión y mi solidaridad para con los perseguidos.
Margrite Schiller es una de esas protagonistas. En otras latitudes. En el primer mundo. Más difícil de comprender su acción que si hubiera participado de esa línea en el tercer mundo. Pero no soy de esos que me conformaría con llamar al grupo que perteneció, la fracción del Ejército Rojo o la BAADER- MEINHOFF, como una organización terrorista, porque había que agregar por qué fue terrorista, por qué devino terrorista. Y para eso hay que meterse en la historia y en su circunstancia. No se puede hablar de la RAF sin explicar antes todo el escenario. Yo estudié en la Universidad de Hamburgo desde 1952 a 1956, y me afilié en esos años al SDS, Sozialistische Studenten Bund, (es decir, Liga de Estudiantes Socialistas) que ya se le iba por izquierda a la Socialdemocracia. Recuerdo hasta cuando vino Willy Brandt desde Berlín para darnos una clase de política. Bien, ¿cómo eran esos jóvenes apenas una década después del nazismo y de la guerra más destructiva de todos los tiempos? Era una juventud que quería hacer cosas. Si bien en las escuelas y en los colegios secundarios se estudiaba la historia sólo hasta 1913, el ambiente juvenil de Alemania empezaban a preguntarse por su pasado. Recuerdo que los jóvenes de la SDS no se conformaba en aquel tiempo con la "culpa colectiva del pueblo alemán".
No le rehuían a la responsabilidad pero no aceptaban aquello de que "todos fuimos culpables, pidamos perdón a los judíos y combatamos a los comunistas". Era la Guerra Fría. Esa SDS y sus jóvenes querían saber qué papel habían jugado los poderes en 1933: el capital industrial alemán, las iglesias, los partidos políticos de derecha, desde el católico Zentrumspartei hasta los liberales. Se preguntaba por qué se juzgaba así a los verdugos de los campos de concentración pero a los ex nazis de escritorio se les permitía sin problemas una nueva carrera política, como el primer ministro Kiesinger, el presidente Lübke, el primer presidente de Baden-Würtenvberg, Han Filbinger con su pasado feroz de juez militar nazi, el después presidente Carstens, que había sido secretario de Goebels. Se hablaba de libertad, de democracia y de occidente pero mientras tanto, países europeos seguían teniendo colonias o interveniendo en la represión de los pueblos como los franceses en Vietnam y Argelia. Me acuerdo la larga discusión de esos años, discusión que recién comenzaba y que iba a hacer explosión a fines de los sesenta y en los setenta, con drásticas tomas de posición. Me acuerdo bien de las búsquedas de opciones para salir del injusto sistema y soñar con un socialismo libre de stalinismos. En esos años estaba en boga, en la SDS, estudiar y aconsejar como modelo a seguir el sistema de Tito en Yugoslavia, que se había separado del bloque del "socialismo real" y que intentaba nuevas formas cooperativas de producción. Eran búsquedas.
Había una especie de doble juego en la vida pública de la Alemania occidental: se enseñaba al individuo a ser protagonista, a no seguir el ejemplo de las pasadas generaciones que se dejaron llevar por un demagogo, todos tenían que aprender a defenderse contra toda intromisión indebida del Estado en sus vidas. No volver a ser engañados. Por eso, se les decía, ejercer el protagonismo (esto fue importante después, como consecuencia, porque una parte de la juventud alemana se lo tomó en serio). Pero al mismo tiempo se les enseñaba a creer en Estados Unidos, el aliado en la lucha contra el mal, que venía desde el Este. Es decir, ser protagonista sí, pero dentro del sistema.
La generación de Margrite Schiller fue, apenas llegada a la juventud, llevada a los empujones por una cadena de hechos que no les permitía detenerse: la rebelión estudiantil del 68 con aquello de "la fantasía al poder", hermoso slogan. El asesinato del estudiante Benno Ohnesorg en las calles de Berlín. Sartre en las primeras filas de las manifestaciones de los estudiantes alemanes declarando que los comunistas no podían hacer la revolución porque "los comunistas tienen miedo a la revolución". El atentando a Rudi Dutscheke, tal vez el más notable de los dirigentes estudiantiles de todo el movimiento de los estudiantes del 68. Un atentando cobarde que después lo llevaría la muerte.
Y, entonces, recuerdo una poesía de Biermann, un gran poeta alemán. Hago una traducción muy ligera en español. Dice: "tres balazos cayeron sobre Rudi Dutscheke, un atentando sangriento. Lo pudimos ver personalmente, y vimos a quien había hecho los disparos. ¡Ay, Alemania, tus asesinos!"
La lucha de los vietnamitas contra el poder del imperio era otra de la cosas a las cuales se veían confrontados los estudiantes y los hombres libres de todo el mundo. La lucha de los vietnamitas contra el poder del imperio. Y aquella otra poesía del poeta alemán Erich Fried que decía: "Vietnam es Alemania, su destino es nuestro destino. Las bombas por su libertad son las bombas por nuestra libertad", se refería a las bombas de los atentados no a la de los aviones norteamericanos. Y Erich Fried fue uno de los poetas alemanes más leídos en la época del 68.
Además, se enfrentaba la batalla abierta contra los medios de comunicación del capitalismo, entre ellos la cadena Springer, pero también la primavera de Praga, hecho que certificaba la efervescencia de todo el mundo contra el autoritarismo y la injusticia, mientras que Mao era cada vez más el símbolo a seguir por el tercer mundo; y allá Latinoamérica, con su héroe épico, el Che -recién muerto-y todo ese continente movido por la protesta y la pólvora, y las mujeres que pasaban cada vez más a la vanguardia enarbolando el femenismo. Todo esa fue la época y los temas de toda esa juventud alemana que después tomaría esa drástica posición.
Y en medio del entusiasmo, llegó el momento de definirse: o desmontar para esperar a que aclarase, o seguir adelante enfrentando a la violencia de arriba con toda la indignada violencia del sometido. El Che Guevara hubiera seguido ese segundo camino. Y aquí llegamos a donde también nosotros, frente a este libro de Margrite Schiller, de una protagonista, debemos definirnos. O callarnos la boca avergonzados.
Ahora, sí, para ello, debemos analizar la personalidad individual de cada uno. ¿Por qué unos se definieron por la lucha abierta y los otros prefirieron buscar refugio hasta ver hasta dónde llegaba el peligro de la tormenta? A los decididos se los analizará después -como explicación de su violencia-de acuerdo a Freud, Lacan u otros principios de psicoanálisis. Y así se tratará de explicar todo. Los otros, los que desensillaron y siguen esperando aún, se fueron adocenando poco a poco: algunos hasta terminaron con altos cargos en los partidos tradicionales, otros se dedicaron sólo a la ecología; los más, a continuar una vida en el común.
Yo hoy publico un artículo en Página 12 donde hablo del camino de los socialdemócratas que han llegado a un gran título que es "el nuevo centro", ya no pertenecen más a la izquierda sino que son el nuevo centro. Y Schroeder, el primer ministro fue uno de los grandes agitadores estudiantes del año 68.
Quienes midan todas esas vidas de acuerdo al cumplimiento fiel de los principios éticos guardarán simpatía -aún en el fondo del corazón-- por quienes se jugaron todo por cumplir el sueño de la revolución. ¿Por qué? Porque... vayamos a las experiencias. Por ejemplo yo, un hombre del tercer mundo que vivió ocho años de exilio en Alemania tuvo que soportar todos los días cosas como estas: que el gobierno democrático de la República Federal de Alemania vendiera armas sofisticadas a la feroz dictadura de Videla, la dictadura de la desaparición de personas.
Les voy a leer algunas cosas textuales. Resoluciones de gobiernos del primer mundo con respecto a las dictaduras.
El diario Franckfurter Rundschau, en primera página, el 1º de diciembre de 1977 informaba: "Fabricantes alemanes pueden exportar armas ventajosamente. Ofrecen ametralladoras de fuego rápido y cohetes. No se da abasto con la producción. Para poder cumplir con los deseos de expertos militares extranjeros la oficina de construcción de la Asociación Federal de Implementos Aeronáuticos e Industria de Cohetes e. V. (BLR) de Hamburgo, ha desarrollado una serie de nuevas armas y equipos de defensa especialmente para la exportación"... Más adelante señala que: "la Asociación Federal ha preguntado a las empresas asociadas -y que emplean a 17.000 técnicos- si tienen interés en tomar a su cargo esta ventajosa exportación de armas. Un representante de BLR declaró que las nuevas armas desarrolladas corresponden, entre otras, a una ametralladora que dispara diez veces más rápido que los modelos empleados hasta ahora (fíjense la perversión, por supuesto armas para las dictaduras del Tercer Mundo) y que al mismo tiempo es más sólida y económica. También la munición para esta ametralladora rápida es más barata. Además se ha construido un cohete que es apropiado especialmente para la lucha contra la guerrilla en el Tercer Mundo. (¡Con qué satisfacción lo dicen los diarios!). También se ofrecen a los gobiernos extranjeros instalaciones fronterizas de seguridad que funcionan totalmente en forma automática y que son casi siempre insuperables para el enemigo, por ejemplo, por los guerrilleros". Como digo, durante el gobierno socialdemócrata del señor Schmidt. Luego se añade: "Todas estas armas y equipos y los futuros: tienen en común su fácil manejo y pueden ser utilizados también por personal no especializado. De ahí que sean apropiados en especial para países del Tercer Mundo". (Somos todos brutos nosotros). La información agrega que "La Asociación señala que está permitida oficialmente como 'lobby' de armas en Bonn y que 'goza de consideración' de una serie de diputados federales".
Otra. Realmente son documentos para la historia y todos estos documentos los leía esta juventud que está consustanciada con las guerras del Tercer Mundo. "El gobierno federal alemán ha aprobado una garantía estatal para la construcción de un submarino para la Argentina, en su reunión de gabinete de miércoles. (Año 1977, plena dictadura de Videla). Lo hizo por razones políticas de empleo. (¿Y la moral?). El secretario de prensa Grünewald declaró a los periodistas que esa garantía estatal para un crédito de exportación se aprobó a pesar de todo, porque el gabinete quiso asegurar la ocupación obrera en el distrito de Emden que tiene una cuota promedio de desocupados por encima de lo normal".
Comparemos esto. Es decir, se venden armas a las dictaduras para conseguir empleo para los obreros. Y los sindicatos lo aceptaron, se callaron la boca. Volvamos a 1907, a esta solidaridad de todos los obreros de Buenos Aires, de Rosario por los estibadores de Ingeniero White. Hay otras cosas... Además, todos son diarios liberales.
Esto es de 1979. "El servicio informativo de la Iglesia Evangélica alemana acaba de revelar que la República Federal de Alemania ha vendido durante 1978, en el mundo, armas por la suma de 2.150 millones de marcos. ¡2.150 millones! Y luego Adveniat, Misereor y otras instituciones de beneficiencia de las dos iglesias alemanas creen que con 40 millones de marcos pueden ayudar a los pueblos latinoamericanos. Para esos pueblos sería mucho más útil si las iglesias tanto la evangélica como la católica en vez de enviar dinero gastaran ese dinero en una campaña contra el negocio armamentista e hicieran un llamado a los obreros a resistir y a no mancharse las manos con el triste y asesino negocio de la fabricación de armas".
Perdonen que me engolosine pero no tiene pérdida esto. Hasta que vienen tres diputados, porque había que cumplir con las Organizaciones de Derechos Humanos y vienen a ver qué pasa con los derechos humanos en la Argentina de la dictadura. Y estamos en el año 1978. Vienen, son dos diputados socialdemócratas y uno conservador, de los ultra cristianos. Explican después en su informe ante el congreso alemán: "la situación política en la Argentina y en el Uruguay sólo puede explicarse por el trasfondo de una apremiante circunstancia interna antes de la toma del poder por los militares. En especial el terrorismo ha estremecido fuertemente a estos países. En la necesaria contra la violencia criminal terrorista se obtuvieron éxitos (menos mal), pero se pagó cara la recuperación de la seguridad interna". (Es decir, a los muchachos se les fue la mano).
Y después esto que ya es para el folclore absoluto y total. Para decirles qué solos se pueden haber sentido toda esa juventud alemana que admiraba a las luchas del Tercer Mundo ante la realidad de sus políticos. Dicen los tres diputados en su informe: "En lo económico a la Argentina le va bien, a pesar de la inflación. El problema se debe más a la mentalidad de sus habitantes que hace recordar a la de los anarquistas vascos y a los mafiosos sicilianos". (Fíjense qué junta tenemos nosotros, somos una mezcla de anarquistas vascos y mafiosos sicilianos). Dicen: "Allá no se nota un mayor descontento (en la Argentina que ellos visitaron, la de Videla) se trata más bien de un régimen autoritario pero no totalitario. Existen torturas sí, y procedimientos jurídicos muy lentos, así como extralimitaciones del Estado en la esfera privada de los argentinos pero esto no afecta en general al hombre de la calle". Uno de ellos llegó a un cargo de subsecretario del Interior en Alemania así que no son cualquiera. Fíjense el pensamiento que tienen del Tercer Mundo.
Ahora viene una anécdota para conocernos mejor. Explican que la fuerza área los invitó a comer un asado y describen toda la clase de carnes, los vinos, etcétera.
Todo esto creo yo sirve para explicar el por qué de la RAF, o no, no sé. Por ejemplo, otras de las cosas fundamentales es que el banco de los sindicatos alemanes, de la Deutsche Gewerkschaft, de la gran central socialdemócrata de los obreros alemanes. Aquellos obreros con la tradición revolucionaria del 18 que voltearon al kaiser y que hicieron aquel hermoso gobierno de tan pocos días de la Comuna de Baviera. Ellos mismos ahora tienen un banco que dio un préstamo al dictador Videla. Y ante la presión de los argentinos exiliados en Alemania de que cómo el banco de los obreros alemanes podía prestar dinero a los militares que habían asesinado a centenares de trabajadores argentinos, contestó con absoluta frialdad o cinismo, de que el banco si bien es de los obreros alemanes participa de la situación financiera mundial, del juego financiero mundial y tiene que cumplir con sus obligaciones. Esa fue la respuesta absolutamente fría de por qué le dieron el préstamo a la dictadura de Videla.
Entonces, digo, aquí para los alemanes demócratas había tres caminos para elegir. Esperar a las próximas elecciones para optar entre dos partidos que demostraron apenas tener una diferencia de detalles pero no de fondo. Lo demuestran las políticas que tanto la Democracia Cristiana como la Social democracia, realizaron con respecto a la Latinoamérica de los dictadores cuando fueron gobierno. Ellos podía elegir. O esos estudiantes podían seguir haciendo protestas y huelgas de hambre al infinito, como lo hicieron. O la tercera posición era desentenderse como el 95 por ciento de la población. O, y ahí ponemos el dedo en la llaga, y ahí comienza nuestra discusión, el otro camino era recurrir a la violencia rebelde bajo el motto: si los gobiernos llamados democráticos del primer mundo apoyan a los dictadores asesinos del tercer mundo merecen probar entonces -como éstos- la reacción violenta de la rebeldía. Y hacerles ver en carne propia la violencia diaria que sufren los que sí quieren vivir una vida con dignidad, en esos países.
Entonces, de estas cuatro posiciones, ¿dónde está verdaderamente la ética? Cada uno tendrá su respuesta y sino recorramos la historia de la ética y la historia del mundo. Y dos nombres apenas: Espartaco y el obispo Thomas Müntzer. Espartaco, el esclavo liberado que sabe que va a morir y se levanta igual. Y el obispo Thomas Müntzer, el de aquel hermosísimo eslogan "por un comunismo cristiano", año 1516, escribió esas palabras y lo descuartizaron vivo los dueños de la tierra. Pero quedó esa línea.
Margrite Schiller tenía siempre un revólver en la cartera. Pero no disparó nunca. Me dijo de que era muy débil para disparar, no podía apretar el gatillo pero acompañaba a quienes apretaban el gatillo. Es decir, Margrite Schiller cuando adopta la guerrilla en Alemania cumple con los símbolos pero su interior se niega a ser consecuente con el "ojo por ojo, diente por diente"; lo que me haces tú a mí, te lo hago yo a ti. No lo hace Margrit Schiller y pierde. Pero soporta las consecuencias y su interior sigue fiel a los que se equivocaron, sí, pero que no quisieron integrar las filas de los que se quedaron en la mitad ni de los que optaron por la indiferencia. Perdieron los que prepararon y arrojaron las bombas de protesta. Y el 98 por ciento de la población alemana dijo no, ese método no. ¿Cuál entonces?
Yo, en la Argentina, fui, soy y seré un enemigo de la violencia. Pero qué les podía prometer a los jóvenes montoneros y del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) y de otras organizaciones hartos de ver cómo los militares se repartían el poder con los políticos corruptos y asesinaban a los que no podían soportar la ignominia. La famosa frase del general Saint Jean es el lema: "Primero terminaremos con los activistas, luego seguiremos con los que los ayudan y por último terminaremos con los indecisos".
Cómo debía reaccionar la juventud alemana a los cuales se les había enseñado a ser protagonistas en la lucha por los derechos de todos, cuando se enteraron que de territorio alemán partían los bombardeos norteamericanos que hicieron cualquier ignominia contra el pueblo vietnamita, hasta le arrasaron sus bosques con perversos venenos. Eso era lo que más los impulsó a la RAF, poner bombas contra las instalaciones norteamericanas. Porque allí, en el aeropuerto militar de Francfort, paraban todos los aviones que venían de Estados Unidos cargados de bombas. Allí volvían los oficiales y soldados norteamericanos a pasar semanas de jolgorio y después iban a tirar bombas incendiarias y a matar al pueblo vietnamita. Por qué el demócrata alemán y de todo el mundo no podía preguntar en voz alta: ¿y qué tiene que hacer Estados Unidos en Vietnam? ¿Qué tenían que hacer los jóvenes alemanes consecuentes con aquello de mostrar coraje civil contra la injusticia como le habían enseñado como consecuencia de Auschwitz? Tenía estos caminos: o protestar en Bonn deteniéndose en la Bahnmeile (límite reservado, ahí se pueden hacer manifestaciones hasta trescientos metros antes del Congreso, adentro no se puede entrar), ya sabiendo que el Bundestag ya se había callado la boca totalmente en este problema; o hacer rezar misas o repartir volantes; o votar cada dos años a otro político que se iba a callar la boca. Decirse, como principio, como se dijo en la Argentina: la violencia, no.
Si habré escuchado a tantos políticos y curas decir "yo estoy contra toda violencia", ¡qué lindo no! Todos estamos contra toda violencia pero, ¿y? Existe y cómo reaccionar entonces contra la violencia. Decir la violencia no pero aceptar en silencio que en ese momento un bombardeo norteamericano matara en silencio a 163 niños de una escuela vietnamita.
No tengo respuesta. Margrite Schiller sí la tuvo. Perdió y todos los que no hicimos nada o, a lo sumo, firmamos un petitorio o hicimos tres días de huelga de hambre, le decimos: te equivocaste. Lo mismo que todos los oportunistas de la derecha, los oportunistas del centro y los oportunistas de izquierda, y la masa silenciosa que se va a pasar las vacaciones a Mallorca y los jóvenes que se preparan para ser los mejores managers, y los diputados e intendentes, y los curas y pastores, y los profesores y maestros. Todos le decimos a Margrite: te equivocaste, fuiste una terrorista. La alta intelectualidad de izquierda lo dijo: se equivocó. Los profesores universitarios de la izquierda alemana, en número de más de trescientos, desde el profesor Wolfgang Abendrotx hasta el escritor Gerhard Zwerenz, pasando por Hürgen Habermas, la llamó "terrorista". Pero perdimos todos, también. Bastan ver las estadísticas del hambre, la desocupación, la corrupción, en el mundo antes y después de Stammheim (la prisión con las celdas de aislamiento total).
Con nuestra exquisitez antiviolencia logramos la globalización de todo eso. El sistema llevó a eso, a pesar de las libertades públicas y la de la economía social de mercado, a pesar del todas las propagandas preelectorales: "Kohl sí, Lafontaine no" o el actual "Schroeder sí, Kohl no". Las estadísticas del hambre siguen.
Margrite sí se equivocó, sin ninguna duda. Pero, y nosotros ¿qué hicimos? El poder financiero, el poder de los medios y nosotros con nuestra democracia de elegir cada dos años.
Margrite Schiller en su libro, nos dice cómo se equivocó pero es honesta explicándonos cómo fue. Se equivocó pero no se arrepiente. Nosotros no nos equivocamos pero perdimos tanto o más que ella.
Este libro de la guerrillera está para aprender sobre las equivocaciones honestas de Margrite y para vernos en el espejo. El primer ministro alemán de aquel tiempo, Helmuth Schmidt festejó su cumpleaños ochenta con Kissinger, el norteamericano, el autor intelectual del golpe contra Allende en Chile, el inspirador de Pinochet. Margrite Schiller será vigilada hasta el fin de sus días por el BND(servicio de informaciones federal), que es la organización de informaciones de Alemania. Kissinger triunfal, premio Nobel. No hay violencia sin causa.
Margrite Schiller con su verdad, su honestidad y su equivocación. Los cínicos -y el cinismo es la más grande de las corrupciones- abrazados con lágrimas después de haber cumplido con su deber de grandes demócratas, con aplausos, televisión y diplomas. Nuestros demócratas. Nos miramos al espejo y nos reconocemos en ellos. Y en las estadísticas del hambre. Pese a Stammheim. Pese a las celdas de aislamiento.
Margrit Schiller, gracias por tu vida, gracias por tu libro, aunque te hayas equivocado.
Esto nos lleva a preguntarnos por la frase que tenemos que discutir. ¿Se equivocaron también los jóvenes del 60 y del 70 en la Argentina?
Bien, esto es el prólogo para la historia de las utopías que si el gran amigo Zito Lema y los organizadores me lo permiten me van a dar dos días para poder desarrollarla. Yo creo que sí, que hay buena voluntad.
Entonces, vamos a respetar la organización que se ha tomado en este seminario. Que se hagan los grupos. Les digo la verdad, yo soy más amigo del debate abierto. Sin conclusiones, sin que el hombre de la mesa haga un resumen final. Sino que cada uno exprese con libertad lo que quiere decir. Pero, también me resulta interesante -y vamos a probarlo- el método que están siguiendo los compañeros organizadores.
Conclusiones de los grupos
El grupo nuestro está constituido por 19 personas, lo que me sugiere que significa dos cosas: más riqueza en el pensamiento común y más dificultad para poder reflejarla. Así que ustedes sepan disculpar. Comenzamos a tratar el tema tratando de definir la utopía. Aquello que es deseable pero que, por quién sabe qué, no es realizable. Se propuso que era un objetivo consesuado socialmente, una fuerza que impulsa a la acción, una fuerza mayoritaria de un pueblo; pero también como un camino, como el camino a ser feliz, un camino personal, como un camino individual, una tendencia a la felicidad. Camino consensuamos que era sinónimo de utopía, tanto personal como grupal. Se terminó la utopía, éste fue el tema que siguió. Y al plantearlo, en el momento surgieron los temas para alcanzar la utopía, los temas de los caminos válidos y no válidos. Eso fue como dos vertientes que confluyeron luego en el pensamiento común: los caminos válidos y los no válidos. No para todos son válidos las mismas utopías y, por ende, las mismas estrategias para alcanzarla. Se habló también de un hermoso libro de Arnoldo Piñeira que se llama "La utopía inconclusa" sobre el Che. Y donde se deja planteada una cosa: que la utopía es siempre inconclusa y que estamos, de algún modo, llamados a concluirla.
Inmediatamente salió otro pensamiento muy fuerte: los que gozan del poder parecería ser que no tienen utopía. El hecho de poseer el poder los exime de tenerla. Y nosotros, que no tenemos poder, somos los luchadores que tenemos que seguir con este pensamiento insistente de no perder la utopía. Para lograr un tópico parece que hay un solo medio: destruir y volver a empezar. Eso es lo que nos enseña la historia. Por los medios lícitos, ya sea votos, opiniones, campañas, etcétera no se llega a nada. Y, por otro lado, el pensamiento de que lo que nos quitaron por las malas no nos lo van a devolver por las buenas. Surge el tema de matar al tirano, de si es válido. Y allí como válido surge que la violencia está convalidada por la acción, es espontánea, no es una acción premeditada.
Al cotejar el momento histórico para ver si es posible implementar la violencia, encontramos que a veces es inevitable usar la violencia. Muchas veces no es el mejor camino, depende del contexto histórico. Ese uso de la violencia nos puede llevar a la derrota. No sabemos, a veces, calcular la superioridad del enemigo. Hay dificultad de lograr consenso para ver cómo se usa la violencia. Las víctimas, surgen como pensamiento de un integrante de la ronda, deben seguir siendo víctimas y por eso tenemos la legitimidad de pedir el cambio. En aquello de seguir siendo víctimas en el sentido de no colocarnos en el lugar definitivo de víctima, sino en un lugar histórico de víctimas derrotadas. Es decir, si somos derrotados por esa circunstancia histórica esto nos da la legitimidad para poder seguir en busca de la utopía.
También se habló de un barrio que se llama "Entre vías" cerca de Dock Sud que era un reducto del anarquismo. Ahí hablaban los anarquistas de los beneficios de la educación, junto también con el uso de la violencia en las décadas del 20 y del 30. Luego comenzó el peronismo en ese mismo barrio, y se produce un cambio muy significativo en la dirección de ese pensamiento. Se inclina a favor de la educación pero también junto al populismo. Y surge como pensamiento común que no es fácil sacarle las banderas al capitalismo, al sistema. No con palabras ni con candidatos ni con programas. Eso cuando empezamos a hablar del populismo. Todo lo que nos proponían es populismo para poder conseguir lo que seguimos teniendo como meta de utopía.
Volvemos al tema de la violencia. El planteo de la lucha es un planteo en sí mismo. Como objetivo final se puede plantear el triunfo o no. La lucha hay que plantearla en una situación de oprobio y tiranía, la lucha armada. La violencia armada no la plantea uno sino el enemigo en determinada circunstancia histórica. La lucha armada es una forma de lucha. También está la micro lucha, la microresistencia. De eso hablamos el sábado pasado. También se dijo que el sistema se cae y las fuerzas populares luchan en la vida diaria. El proceso de acumulación de lo cotidiano, de la micro lucha cotidiana, se rompe por las propias contradicciones con el sistema. El proceso de acumulación de lo cotidiano lleva a la ruptura de las propias contradicciones del sistema. El sistema se rompe solo por sus propias contradicciones. La lucha, por consiguiente, es la microacumulación de las luchas cotidianas, pequeñas y diarias, de cada uno de nosotros.
Apoyando aquello de que la violencia y la lucha armada sólo la plantea el enemigo, y se desata en determinada coyuntura histórica, apareció el ejemplo de un militante que militaba con su pensamiento y cuando volvió Perón y los echó de la Plaza esta situación lo obligó a pasar a la clandestinidad y a llevar un arma encima para usarla si era necesario.
También se plantea el hecho de los comunicadores sociales que nos llevan a estar como espectadores, nada más. El pueblo argentino, se planteó muy fuertemente en la ronda, no es un pueblo de pacíficos que reciben todo el bombardeo de información, sino un pueblo de cobardes que no reaccionan a la información. Como un pueblo que no sale a acompañar la lucha. Pavlovsky planteó, y eso también fue comentado aquí, que luego de un asesinato en Paraguay se disparó una acción colectiva y se vio que el pueblo paraguayo no es cobarde, se organizó en una acción. Eso nos tocaría a nosotros, cuando la relación de fuerzas se rompa con el sistema vamos a reaccionar. Y también sucedió en el Mayo Francés. Los pueblos, como pensamiento colectivo, no gustan de la violencia, apuestan a la vida y sólo reaccionan a la violencia en determina circunstancia histórica concreta.
Si todos, dijo alguien, los que tenemos necesidades o tenemos una utopía, sólo caminando todos juntos pudiéramos lograr eso, pero todos caminando juntos, pasaríamos por arriba.
También surgió como pensamiento que no es un pueblo cobarde. Como una idea contrapuesta a lo que se comentó antes. El argentino es un pueblo fragmentado, atomizado. Es el logro de la nueva política: cómo agruparnos en lo micro para lograr lo macro. Surge el tema de la educación como una aplanadora que no nos permite concientizar la lucha y luego, la necesidad de ver el problema de la fragmentación del pueblo para lograr la utopía. Debemos tener un pueblo que sepa leer y escribir. Y se subrayó que sepa leer y escribir para qué y que esa es la cultura que nos va a llevar a la utopía. La clave es el esclarecimiento y la organización. El esclarecimiento y la organización son indestructibles como fuerza. Y la gente de este país está trabajando por debajo, en lo micro y eso es indestructible, a pesar del bombardeo de información del sistema que nos lleva para otro lado.
Lo nuevo de todo esto, para lograr la utopía, es escuchar al pueblo y no subestimarlo. Encontrar los problemas comunes. Escucharnos para saber qué hablamos cuando hablamos. Si nos conocemos, si nos escuchamos, vamos a lograrlo. El enemigo es la indiferencia, la violencia y el hambre. Y, sobre todo, que no estamos derrotados por las utopías que pasamos hace dos décadas. No estamos derrotados sino que somos distintos. Somos distintos y tenemos la libertad de organizarnos en lo micro y en lo macro para poder lograr la utopía.
¿Alguien desea agregar algo?
Bueno, en nuestro grupo se comienza discutiendo sobre el concepto de vanguardia. Y hay, básicamente, dos posturas. Una sería la vanguardia que está fragmentada del resto del pueblo, el pueblo es ajeno a la vanguardia. La segunda es una posición que afirma que ese es un discurso descalificatorio, ya que la vanguardia es real, no digita, no decide por sí sola, está capacitada y formada por los mejores luchadores de clase, responde a una conciencia de clase.
Surge el tema violencia. El grupo se pregunta si la violencia puede ser un medio. Se relacionó el tema de la violencia y la no violencia con el tema de la ética, volviendo a preguntarse cuántas éticas hay: una o dos. Respondiéndonos que la violencia implica un sometimiento, siendo la primer violencia la ejercida contra el pueblo. Y la otra, la nuestra, sería la reacción frente a esa violencia.
Cómo se podría romper con todo esto. Y se responde: con la toma de conciencia que sería nuestro deber. Hay un reconocimiento de que en los años 70 no le prestamos atención al pueblo, por lo que ahora necesitamos nuevas formas de consenso para producir algo seguro y permanente. Retomamos de la reunión anterior la dificultad de poder lograr una participación social. Surgen, básicamente, dos posturas. Primero lugar de lucha desde los sindicatos como lugar posible, espacio de lucha a no resignar. Segundo, que es muy difícil desde este tipo de corporaciones lograr un espacio de poder para el cambio.
Lo primero para decir de nuestro grupo es que se destacó la socialización de conocimiento que hizo el señor Osvaldo Bayer, que pareció importante. Y de esta socialización salió el primer eje de la charla que era preguntarse sobre los hechos violentos y cómo definir esa violencia. O sea, si la violencia pasaba sólo por la guerrilla, si pasaba sólo por estallidos sociales o si la violencia era una alternativa para el cambio. Luego como segundo eje, y relacionado también Osvaldo Bayer, era sobre esa encuesta que hicieron los periodistas sobre el hecho, o la mejor noticia, o la noticia más grande del siglo XX. Los hechos que nos introducen en la política, que nos generaban violencia y algo general en el grupo era que cada hecho que se destacó tenía que ver con las violencias personales, con los contextos y citar ejemplos: la señora que habló era de las Madres con la foto de sus hijos, pidiendo por sus hijos, y hacía recordar a las fotos de sus abuelos que llevaba su madre en la época del holocausto. La falta de trabajo del padre de una compañera que la llevó a ver la realidad de otra manera. Problemas de salud, del padre de otro compañero, que lo llevaron a tener una visión distinta de la realidad. Golpes de puerta que decía un abuelo y que no eran tales sino que las eran las bombas del 55. Llanto en la mesa del comedor de una casa escuchando la radio con la noticia de las leyes de obediencia debida y punto final. El indulto y la guerra de Malvinas. Básicamente eso se dijo.
En nuestro grupo empezó el debate diciendo que el discurso de Bayer nos permitía bajar a tierra. Por la discusión que veníamos teniendo ya en los encuentros anteriores alrededor de un compromiso de lucha, asociándolo ahora con las tradiciones históricas del movimiento obrero. Se enfocó básicamente el tema del populismo y de la guerrilla. Con respecto al populismo alguien sostuvo que éste, por un lado, acostumbraba a los obreros a recibir reinvidicaciones desde el balcón y, por el otro, tiende a asociar Estado y pueblo, disolviendo así la solidaridad internacional de la clase trabajadora. Aunque acá se reinvindicó en boca de otro compañero, en cambio, la organización de la clase obrera que se materializó en la FOA. Después, con respecto a la guerrilla se planteó la necesidad de separar, como planteaba el grupo anterior, el concepto de guerrilla del de violencia, incluso de lucha armada. Una compañera planteaba que ciertas formas de violencia, como los levantamientos populares o los cortes de ruta no deben ser condenados. Acá se reinvidica los estallidos sociales. Sería la diferencia con el grupo anterior. Alguien que está leyendo obras de Bayer, una compañera, planteó que la referencia al coraje civil, la desobediencia y la rebeldía son constantes en su obra. Se planteó a continuación qué métodos de lucha debíamos adoptar hoy en día, porque parecerían estar en cuestionamiento los métodos tradicionales. Un compañero planteó que la lucha surge de la gente común como una acumulación intolerable de males, de donde surgen formas de resistencia nuevas y espontáneas, como fueron en su momento las Madres, sobre las cuales luego se intelectualiza. Un compañero planteó que no habría que caer en una sobrecarga de teoría. Citó a Fidel Castro, quien sostiene que los obreros deben ser un poco más intelectuales y los intelectuales un poco más obreros. Que la solidaridad con los obreros debía surgir a partir de la discusión de las problemática concretas de los mismos: la precarización laboral, el miedo a perder el trabajo, etcétera. Finalmente se señaló como principal dificultad del presente el carácter anestésico de la sociedad que dificulta la creación de estrategias de lucha colectiva. Esto deriva en que las luchas, que las hay pero son aisladas, no sean escuchadas desde el poder. Una compañera, parafraseando la frase de Bayer según la cual la peor de las torturas es no escuchar voces, sostuvo que puede decirse que también la peor de las torturas es no ser escuchado.
Este es un grupo que tiene más interrogantes que respuestas o conclusiones. Y entre las preguntas y los interrogantes que fueron saliendo uno de ellos fue: si hubo un trabajo de base en los diferentes lugares donde participaban los movimientos revolucionarios. Un ejemplo era Tucumán. Hubo un cuestionamiento a la representatividad de estos grupos. Después, a su vez otro interrogante era, qué movió a que esta generación que en su mayoría era de clase media quisiera transformar el mundo, cambiar el mundo hasta dar la vida. Después otro tema fue el de la violencia, se habló de una violencia anónima, cotidiana, ejercida por el sistema, que uno lo puede ver a través de las estadísticas donde se afirma que en la Argentina hay más de 20 mil pibes por año que mueren por enfermedades que pueden ser curables. Una compañera dijo que la violencia ya está dada antes de que se formasen en Latinoamérica los grupos guerrilleros, la violencia ya estaba dada por el sistema. Después también se dijo que la violencia conduce a la utopía. Sin violencia no hubiera habido evolución en la historia humana, esta es una frase de Marx. Después, la injusticia también lleva a las utopías, a la utopía de la justicia. Hubo en el grupo un cuestionamiento a las formas de concretar esa utopía. Una de las dificultades que tuvimos fue esto de trasmitir entre las diferentes generaciones, es decir la del 70 y de los que hoy somos adultos, lo que pasó en aquella época. Falta por parte de los jóvenes o los adultos de hoy un poco de información sobre aquel momento, esto sumado al vaciamiento cultural que tenemos. Y, a su vez, de que la generación de aquella época, quien lo vivió le cuesta muchísimo poder expresarlo.
Esto fue expresado por una compañera. Pero creemos que el estar acá es construir la utopías, que se va a ir dando en la medida en que se pueda ir resolviendo este dilema de transmitir lo que pasó. La transmisión de lo vivido en los 70.
Me parece que lo que pasó fue que había muchos interrogantes en los adultos y los que somos más jóvenes (no sé si decir joven, adulto) para mí tendría que haber durado mucho antes de ponernos a hablar de las utopías, antes de ponernos a reconstruir la utopía había muchas cuestiones sobre la historia, sobre lo que había pasado que muchos de los chicos no tenemos información. Y tampoco los grandes. Hay una discusión pendiente, quiero decir. Hay una discusión pendiente y una transmisión de la historia de esa generación hacia nosotros que falta y que eso es consecuencia del vaciamiento ideológico que ha habido después de la dictadura.
También hubieron muchos interrogantes en nuestro grupo y tal vez esté desarrollado en forma de interrogante porque hay cosas que no se cerraron. Empezamos diciendo ¿en qué se equivocó la guerrilla de los 60? y se plantea retomar el tema desde la responsabilidad civil y hacer foco en las causas, un revisionismo histórico para darnos tiempo para pensar en los errores del pasado. Se debe tener en cuenta, también, el nivel de consenso real para analizar la historia, el nivel de consenso real sobre un proyecto de cambio que serían los principios que a partir de Cuba fueron circulando por el mundo, los principios de revolución. No tal vez el consenso real sobre la lucha armada pero sí sobre la revolución. Sin embargo, ¿cuál es la acepción de consenso? se preguntaba el grupo. Tal vez, solidaridad, ayuda mutua, como los de aquella época de los 60 y los 70. ¿Cuáles son los instrumentos que podemos utilizar para alcanzar y bajar la utopía a la sociedad hoy? ¿Cómo generar y construir utopías horizontalmente? Se diferenciaron los contextos, pues tanto la cultura mediática de hoy que promueve el individualismo a ultranza, la mayor parte de los argentinos de los 70 se solidarizaron con el cambio a propósito de las dictaduras militares. La utopía, entonces, es debilitada por esa cultura mediática y una de las posibilidades sería desensillar hasta que aclare.
Nuestra tendría las puertas cerradas y por eso no le quedaría otra que optar por la violencia, en cuanto se gana un poco de dignidad viene nuevamente la violencia a sacarla. También se planteó el tema de las plazas llenas del mundial del 78, de la asunción de Cámpora y del 81 y se preguntaron ¿qué realmente representan esas plazas llenas? La violencia, se dijo, está en la raíz de la sociedad capitalista. Esta es en su esencia violenta y una de las primeras formas de ésta es la desigualdad. Se plantea resignificar la palabra violencia. Repensar la violencia, que no sólo se manifiesta en la guerrilla y en la lucha armada sino que existe violencia también en el silencio, en la desocupación, en el hambre y en la falta de educación y salud. Creemos que las causas de la violencia son el capitalismo, la acumulación del capital. Y se preguntan también por qué tanto miedo a la palabra violencia. Y también se responde que no hay violencia sin causa y por ello es que debemos encontrar las causas para comprender. Se acordó en que la violencia genera violencia, y el planteo sería cómo llegar o cómo lograr una violencia fructífera y productiva sin esta connotación negativa de la palabra. Se dijo que la guerrilla en la Argentina fue parte de la lucha popular, aunque después el proyecto haya fracasado por errores políticos. Se dijo, asimismo, que la violencia ejercida por el pueblo, sin embargo, es la única que trae el cambio y la revolución. Ante esta afirmación, se abrió un interrogante de que si realmente es posible el cambio si el pueblo no está concientizado y realmente no eran tantos los convencidos de la revolución de los 70 como parecían. Lo que no quedaba duda es que a la violencia no quedaba otra posibilidad que oponerle violencia. Las utopías siempre son posibles, se acordó en el grupo, hay que adueñarse de la palabra y desarrollar espacios de reflexión que no deben morir allí. La desigualdad y la división sobre el tema de la violencia siempre van a existir, pero en tanto no se hable de esto y se reflexione no va a ser posible. El silencio no es inocente porque fortalece al enemigo, al sistema y la propuesta del grupo es el anti-silencio.
Bueno, el grupo comenzó debatiendo el planteo de la utopía y su significación a partir de movimientos revolucionarios para llegar al concepto de democracia. Para eso ejemplificó con diferentes movimientos sociales, con la situación de Chiapas que devino en que la democracia es una de las utopías actuales. Luego se habló de Colombia y la FARC y sus diferencias. El grupo reflexionó acerca de la resignificación de la democracia como una utopía y sobre los caminos que hay para lograr dicha resignificación. El proceso de construcción de las democracias es un proceso de lucha. En la actualidad no se tiene conciencia de lo que se ganó, no existe idea de democracia aunque es mejorable en el sentido en que antes no existía. Se puede tomar a la democracia como un ideal, no como una utopía. Otro de los ejes temáticos giró en torno a los conceptos de meta y utopía, haciendo hincapié en el socialismo solidarista como una democracia plena. También el grupo afirmó que existe tanta fragmentación y tanto malestar que la obtención de algo básico parece inalcanzable.
La utopía de los obreros anarquistas de un movimiento de solidaridad a nivel mundial se ve enfrentada a los empresarios que logran la globalización de la economía como una forma de expoliación mercantilista. La vida cotidiana, la realidad, la capacidad de indignación y de tejer redes solidarias, fueron otros ejes de la discusión. La capacidad de indignación como un primer esbozo de toma de conciencia crítica frente a la realidad. El análisis derivó en la vida cotidiana y en la afirmación de no reproducir el modelo de poder. Luego se habló de tejer tramas solidarias y del ejemplo de las Madres de Plaza de Mayo que no se han quedado en su reclamo solamente, sino que articularon los reclamos con distintos movimientos sociales. Ellas emprenden el reclamo en el hoy en un proceso de construcción hacia el futuro. Uno de sus aportes es la creación de este seminario de análisis crítico de la realidad política desde 1984 a la actualidad.
¿No queda ningún grupo por desarrollar? Bueno, nuevamente Osvaldo Bayer.
Osvaldo Bayer
Creo yo que acá es sorprendente las frases de verdadera sabiduría popular que hemos escuchado. Algunos brillantemente expuestos, otros menos pero con una búsqueda de la verdad. Yo diría que ha habido una gran bondad en expresar todas estas ideas, buscando formas de expresarse. Creo que acá la sensación o el logro que podemos ver de tantos años de luchas, de pequeñas luchas, de rebeldía, es que hemos logrado transformar ya y sin regreso la teoría de los dos demonios. La teoría de los dos demonios ha dejado de existir. Ya nadie puede aceptar ese prólogo del Nunca Más donde se señala que en la Argentina, de pronto, había dos demonios. Ni la oposición, la búsqueda, la rebeldía en todas sus formas y sus equivocaciones fue un demonio sino una búsqueda, con hechos a veces muy desgraciados, con autoristarismos que tal vez esa sea la más grande enseñanza. No se puede hacer un movimiento liberador con autoritarismos, el autoritarismo lleva siempre a la corrupción. Y tal vez, ese autoritarismo llevó a la caída del socialismo también sin ninguna duda, en vez de haberse promovido un cambio sobre la base de las experiencias. Es interesante, yo creo que ya nadie podría escribir esto de los dos demonios. Y que en "La historia oficial" de Puenzo todo el mundo silbaría en ese diálogo donde se dice que son todos iguales. No fueron todos iguales. Aunque tal vez en esa búsqueda de la juventud hubo algunas gravísimas equivocaciones y hubo quienes hacían un doble juego.
Las formas de contestar. Las formas de contestar es la búsqueda, es el llevar adelante los viejos lemas del humanismo, del socialismo, de la solidaridad. De saber y de tener la sabiduría de que no hay paso adelante sino se hace con todos. Y en eso es un modelo, dentro de los reaccionarios, tal vez uno de los más inteligentes reacionarios que yo siempre lo nombro, Bismark cuando se da cuenta que no se puede seguir explotando porque eso va a determinar que se termine el jardín edén de los ricos, entonces hay que darles algo. El lo reconoció, y así nacieron las primeras leyes desde arriba. Perón, en cierto sentido, había leído a Bismark y era un bismarkiano. En el fondo, creo yo, era un conservador inteligente.
No se puede tener desesperanza por las cosas que se están viviendo. Hemos visto que en diez años no ha cosa ya más discutida que el neoliberalismo. A mí me sorprende y he traído una colección de una gran polémica iniciada en Alemania donde se dice que hay que buscar nuevos caminos porque esto del neoliberalismo no soluciona los problemas no ya del globo sino de nuestro país. No ya más la desregulación, que nos lleva a la locura. Yo hoy escribo en una nota que lo único que nos queda ante la frase de De la Rúa de que la Argentina tiene que bajar los costos, lo único que nos queda ya es ponerle precio al Aconcagua. Vender ya todo para bajar los costos. Entonces, no es así. Es el preparnos. Por eso, en mi Cátedra de Derechos Humanos ya el año pasado empezamos a estudiar economía. Porque es necesario que no nos metan la mula. No es una ciencia tan difícil para que nosotros demos la vuelta porque no entendemos nada. ¿Qué pasa con la Banca? ¿Qué pasa con la Bolsa?, etcétera. Entonces, uno de los caminos contestatarios es aprender, seguir aprendiendo. Por eso es realmente muy hermoso lo que hacen ustedes de venir, no a perder las horas, son las mejores horas empleadas. Porque de aquí a ustedes mismos les van a surgir una serie de ideas y van a poder discutir. Tener armas para la discusión y tener armas para seguir este camino. Ustedes ya me habrán escuchado mucho y hasta el título de mi último libro se llama así. Estamos en el camino del paraíso porque lo tratamos de elaborar, de hacer, de fabricar, de marcar ese camino. No hay otro paraíso. Va a ser una eterna lucha. Pero lo que nos hace levantar a nosotros es esto: que buscamos algo. Buscamos en beneficio de todo esto porque además estamos pensando en las próximas generaciones. Y estamos pensando también en las golondrinas cuando nos preocupa esto de que hay que producir más. ¿Para qué hay que producir más? Si con lo que se produce podemos vivir todos y muy bien.
Por supuesto, más sencillamente.
Hay que estudiar también y debatir a fondo el fracaso del socialismo real. Pero no tomarlo como todo un fracaso, no, realmente fue toda una voluntad de crear cosas y salvo ese autoritarismo, penoso autoritarismo, se lograron muchas cosas societarias. Los alemanes occidentales se sorprenden de ciertos logros que se habían hecho en la Alemania Oriental. Por supuesto, con muro. Eso es lo que le hace perder cierta sustancia. Pero hubo logros realmente notables y que hoy, y es muy interesante escuchar todos esos años en la Alemania denominada democrática, se habían logrado cosas, dentro de todo había cierto sentido de la solidaridad y de una búsqueda de paz.
A mí me lo dijo el actual secretario general del neo comunismo en Alemania, cuando yo le pregunté por qué cayó todo eso. Y él me dijo: porque faltó la libertad. Pero, además, otra cosa que nos preocupa mucho. A la gente no le gustaba trabajar. Es decir, se allanaron a las leyes que los cubrían para hacer lo menos posible y vivir lo mejor posible. Y creo que tiene mucha razón, es otra de las cosas: la falta de solidaridad también de la gente dentro del socialismo. Es decir, para qué voy a trabajar más si total no me van a ascender más, voy a tratar de gozar todo lo que pueda. Eso yo creo que si lográramos un sistema de solidaridad habría que trabajarlo más. La eliminación del egoísmo individual, que sigue existiendo. Yo fui dirigente gremial cuatro años y les digo que tuve problemas que no los puede solucionar. Siempre tuve que defender a los mismos. Uno veía al solidario, uno veía al verdadero obrero socialista que trabajaba, que no le rehuía al trabajo. Y estaban los otros, que decía "para qué". Y eran los que tenían problemas. Entonces, también hay una serie de fallas y de generalizaciones que tenemos que profundizar y para eso es también tan importante la psicología, la sociología y todas esas cosas. Por eso es también importante ayudarnos con la ciencia y no solamente creer en nosotros mismos o en nuestro voluntarismo. En lo posible, seguir estudiando. En lo posible, seguir discutiendo. Cuánto se gana con esto. Y seguir esperando en la acción. No hay otra forma de vivir feliz nosotros que tenemos esa hermosísima enfermedad de la rebeldía y de la verdadera justicia y de la verdadera democracia. No puede haber otra democracia que la democracia con justicia, la democracia con dignidad. Todo esto que vemos a nuestro alrededor, los candidatos, estos discursos absolutamente vacíos no nos llevan a nada. Hay que también sacarle la careta a esta democracia que tenemos que no es ninguna democracia. Fíjense ayer lo de Marcos Paz como deja al desnudo las mafias, las luchas por el poder, el caudillo, el puntero. Tal cual, lo mismo que en los comités radicales de los años 20. Se reproduce lo mismo. ¿Qué democracia podemos tener cuando no hay democracia interna en los partidos? Cuando se señala a dedo.
Y pensar muy bien. No ver esto de octubre de la elección como un gran escalón para la democracia, sino como otra de las mentiras. Sin por eso escuchar las canciones de sirenas de ciertos demagogos de hay que terminar con esto. No. Esto hay que democratizarlo más, pero no tirar abajo esto definitivamente. Sino democratizarlo esto, siendo nosotros protagonistas. No es fácil con todos los problemas que hay, no es fácil con los medios de comunicación en contra. Tal vez a veces sean imposibles ciertas cosas, dadas las mentiras de los medios de comunicación. Luchar también por la democratización de los medios de comunicación y ya ha habido grandes ejemplos, en ese sentido, en el mundo capitalista. Como por ejemplo la televisión de derecho público en varios países.
Tenemos amplísimas plataformas y no hay recetas rápidas sobre qué hacer. Qué hacer hay mucho qué hacer. Está en nuestro comportamiento despreciar a las personas que sólo luchan por tener más. Esto es lo que hay que enseñar en la sociedad, los que son maestros y a nuestros hijos: el que vale es el que tiene menos y no el que acumula. La solución no está en comprarnos countries y en tener policías y alambres de púas. Demostrar la falsedad de todo eso y que la única riqueza es la riqueza del espíritu, la riqueza de la solidaridad, de la amistad, de estas conversaciones. Es hermosísimo ver cómo discutían ustedes todo esto. ¿Por qué lo discutían? No lo discutían ni por dinero ni por interés. Sino por saber más, por querer saber-en el fondo-lo que somos y para qué estamos en el mundo. Muchas gracias.
Bueno, le agradecemos todos, evidentemente, la sabiduría y el afecto con que Osvaldo hoy se acercó a nosotros. Coincido con él, en nuestra búsqueda de utopía y del paraíso nos encontramos acá todos los sábados. Por lo tanto, nos vemos el próximo sábado acá.
Bibliografía recomendada:
- Huelga en Puerto White, 1907, Ver "La Protesta" y "La Vanguardia", Julio y agosto de 1907. Idem "El Comercio" de Bahía Blanca y "La Prensa" y "La Nación", Bs. As.
- "Puerto White 1907", Historia de una pueblada. Creación colectiva. Teatro. Alianza, Bahía Blanca.
- Diego Abad de Santillán, "La FORA, ideología y trayectoria", 1942
- Para la fundación de la FOA: Idem anterior de Abad de Santillán; Sebastián Marotta "El movimiento sindical argentino", Buenos Aires, 1962.
- Iaacov Oved: "El anarquismo y el movimiento obrero en Argentina", Siglo XXI, México, 1978.
- Osvaldo Bayer "La influencia de la inmigración italiana en el movimiento anarquista italiano" (Gori y Malatesta), en el libro "Los anarquistas expropiadores", Legasa, Buenos Aires, 1986.
- Raanan Rein, "Peronismo, populismo y política", Editorial de Belgrano, Buenos Aires, 1998.
- Martha Diana, "Mujeres guerrilleras", Planeta, Buenos Aires, 1996
- Osvaldo Bayer, "En camino al paraíso", Capítulo "Los altruistas", Buenos Aires, Vergara, 1999.